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¡Es tiempo de acción!

Ámbito Financiero, 03/01/02

Por Jesús Leguiza

El sector agropecuario se enfrenta, en éstos días, un tiempo de dificultades que exigen a la adminstración pública sectorial acciones rápidas y eficientes. Ya hace más de una semana que los mercados granarios no operan. Desde el gobierno se debe trabajar contra reloj para resolver este tema que excede lo meramente agropecuario, pero que impacta directamente en el sector que más divisas generó, genera y generará para nuestro país. Si el campo exporta en dólares debe seguir cobrando en dólares billete.

La incertidumbre sobre el tipo de cambio, la liquidación de divisas y la política monetaria han frenado también todas las operaciones internas: la venta de productos (trigo principalmente), la compra-venta de insumos y hasta las contrataciones de servicios. Más allá de las medidas que se anuncien, es importante que el sector defienda lo suyo, lo genuinamente suyo. El gobierno debe ser consciente del aporte que la cadena agroindustrial ofrece a la economía Argentina y, por ello, debe mantener el  reconocimiento histórico dado en los ’90.

Retenciones

En este sentido, es fundamental que se dejen atrás viejos fantasmas, como los de las retenciones a las exportaciones, que durante casi 30 años frenaron al campo y cuya eliminación (junto  la liquidación libre de divisas) generó el despegue de nuestra agricultura en la última década. Un despegue no menor, de 40 millones de toneladas a casi 70 millones de toneladas de granos y otros productos.

Defender lo suyo es no aceptar “políticas de Estado” de precios diferenciales, retenciones, imposiciones distorsivas, tipos de cambio diferenciales (comercial y financiero), tasas de interés altísimas  y cualquier otro tipo de regulación o “intervención” burocrática de los mercados.

Volviendo a lo inmediato, se debe buscar restablecer el normal funcionamiento de los mercados y la cadena de pagos, es urgente !!!. Es una prioridad y obligación de la gestión pública agropecuaria que, en el corto plazo (60 días), se resuelvan los problemas de endeudamiento y financiamiento del sector. Al mismo tiempo, se deben encarar gestiones con las empresas proveedoras e importadoras de insumos y los bancos para acelerar la puesta en marcha de los créditos de la próxima campaña.

A diferencia de otros sectores de la economía, el campo y la producción de alimentos está y no se encuentra con las manos vacías. Por ejemplo, las estimaciones de producción de granos indican que podrían superarse los 67 millones de toneladas de la campaña pasada. Es nuestro deber, como argentinos, que este esfuerzo productivo sea reconocido y se potencie como una fuente de riqueza tanto para el sector como para la  recuperación argentina.

Por ello, quiero destacar que el Gobierno debe mantener los Planes de Competitividad, cumplir con las leyes especiales (forestal, pesca, lanas, tabacos, etc) y generar nuevas herramientas que sustenten el crecimiento del sector para una  rápida  la reactivación de la economía . También, por este motivo, considero muy importante el rol del Instituto Nacional de Semillas (ahora Dirección,  INASE),  el SENASA y el INTA como garantes de una política, sanitaria, de la investigación  científica y de desarrollo biotecnológico, acorde con las demandas de los mercados más exigentes.

No ocultar más los problemas sanitarios

La reaparición de la aftosa, que fue un duro golpe para nuestro sistema sanitario y para el sector de ganados y carnes, nos hizo retroceder a los peores años de la ganadería Argentina. La sanidad animal, debe ser una prioridad, pero nó la única . En los últimos trimestres del 2001 se ha trabajado duro para revertir esta situación, pero en el 2002 se deben multiplicar los esfuerzos para la erradicación definitiva de los focos. El esfuerzo debe ser de todos, los productores y el estado.  De nada sirven las políticas de la chequera fácil. Este tema, el de la aftosa, se debe resolver cuanto antes para recuperar los mercados perdidos.. La sanidad vegetal también es fundamental, no se pueden ocultar los problemas sanitarios, se pierden mercados y lo que es peor se pierde confianza y credibilidad en el mundo.

Mientras se trabaja como un bombero para resolver los problemas de corto plazo, se debe  además elaborar un Plan de Acción a 2 años y pergueñar (¿?) un Plan Estratégico internacional  de largo plazo que ofrezca políticas seguras para el agro y la industria vinculada.  Estas políticas serán la base para una nueva Revolución de las Pampas; solo así, sin voluntarismos vacíos, el país podrá crecer en forma sustentable en lo productivo y agregando valor en lo industrial.

Pensemos. ¿qué distinta sería la realidad del país?, si el campo pudiera superar los U$S 9.000 millones de exportaciones en productos agroalimentarios que se generaron en el 2001; esto hecho  constituye uno de los principales aportes de divisas genuinas al país. Debemos estar convencidos que ante la disminución de inversiones directas del exterior, el rol de la exportación será esencial.

Debemos generar las políticas que promuevan tanto la producción como la exportación, de productos primarios y elaborados; que faciliten la inversión en investigación, tecnología e infraestructura y, que logren un marco de estabilidad y previsibilidad para el desarrollo de la actividad; solo así podremos “cambiar el rumbo” de nuestro país, y volver a instalar la esperanza en un futuro próspero para el campo argentino.

Es condición necesaria que la conducción pública agropecuaria tenga una clara visón estratégica, un conocimiento sistémico de las cadenas de valor,  que se inspire en el interés general, que pueda observar los hechos sin mesquindades subsectoriales, que sepa ver los cambios globales e institucionales, que razone como un científico y que sea sagaz como un buen político y, sobre todo, que pueda actuar rápidamente, en lo micro, para aprovechar las oportunidades comerciales, tanto para los productos pampeanos como los ofrecidos por las economía regionales.

Y es condición suficiente reconocer que el campo es patrimonio nacional y que solo se defiende con  firmeza no abandonando el principio básico que lo sustenta: de libertad de mercados, sin regulaciones caprichosas, arbitarias.  La excepción, está en mantener o ampliar las políticas “activas” de ayuda al pequeño productor en situación de pobreza, principalmente del NEA, NOA y la Patagonia.

Nuevo Secretario de Agricultura – 2001

El nuevo secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Jesús Leguiza, negó que el Gobierno intente reimplantar las retenciones.

«El crecimiento espectacular que tuvo el agro en la década del noventa fue después de haberse eliminado las retenciones; el productor se puede quedar tranquilo de que no volverán», afirmó el funcionario.

El nuevo titular de la cartera del campo tiene 50 años, es economista y fue subsecretario de Agricultura durante las gestiones de Felipe Solá y Marcelo Regúnaga en esa área durante el gobierno de Carlos Menem.

Leguiza dijo, además, que su prioridad en los próximos 60 días será «la recomposición de la cadena de pagos» del sector que se encuentra paralizada. Y que procurará que se vayan eliminando las trabas existentes para el financiamiento de la nueva campaña agrícola. «Las regiones que sufrieron las inundaciones también serán mi prioridad», añadió.

También se manifestó en favor de continuar con los planes de competitividad y se comprometió a regularizar las deudas atrasadas con yerbateros, frutihorticultores y algodoneros que fueron incluidos especialmente en estos programas. La deuda supera los 45 millones de pesos y será saldada en Lecop o en argentinos.

Confirmó en sus cargos al titular del Senasa, Bernardo Cané, y al del INTA, Hugo Cetrángolo.

Asumen funcionarios de Rodríguez Saá

Asume hoy en la Casa de Gobierno y en ministerios una veintena de nuevos funcionarios. Se los nombra por tres meses, pero los envuelve la esperanza de quedarse varios años si este interregno se extiende, como pretenden algunos. La asunción más comprometida es la del economista David Expósito, a cargo del Banco Nación, de donde se va el delarruista Enrique Olivera. Hay varios regresos de la era Menem a los mismos puestos, como Jesús Leguiza a Agricultura, Daniel Meilán a Minería y Oscar González a Comunicaciones. Un hombre con experiencia en la Auditoría General de la Nación como Julio Casavelos será el encargado del área jubilaciones en la clave Secretaría de Seguridad Social. Una vacante anunciada es la de Rodolfo Barra en esa Auditoría, que ahora pasa a la oposición radical.

En las Pascuas no se despide!

David Cufré

Para no verse involucrado en la desprolija salida de Gumersindo Alonso de la Secretaría de Agricultura, y no tensar más la cuerda en la conflictiva relación del Gobierno con los ruralistas, Carlos Menem optó por dejar pasar el fin de semana largo de Semana Santa antes de pronunciarse sobre esta crisis. A su arribo de Italia, ayer por la mañana, resolvió postergar hasta el lunes un encuentro con Roque Fernández y la definición de quién será el reemplazante de Alonso. Aún así, en el gabinete consideran que Jesús Leguiza, el hombre propuesto por el jefe del Palacio de Hacienda, será finalmente el nuevo secretario de Agricultura.

El mismo lunes Roque daría una conferencia de prensa para explicar los motivos que lo llevaron a remover abruptamente a Alonso –aunque éste insiste en desacatar la disposición del ministro– y postular a Leguiza.

La reacción de los productores agropecuarios fue similar a la de Menem. Más allá de reconocer la sorpresa que les causó la movida del mandamás de Economía, desvincularon el tema de los reclamos que efectúan al Gobierno, al que responsabilizan de desentenderse de la crisis que atraviesa el sector, y ratificaron la realización de medidas de fuerza. Además, numerosas organizaciones regionales, en especial de la agroindustria y de los frigoríficos, respaldaron la acción que planean las cuatro entidades del campo con representación nacional, y anunciaron que se plegarán al paro rural. El próximo miércoles se definirá la modalidad de esa protesta.

Alonso, entre tanto, se mantiene firme en que hasta no ver publicado en el Boletín Oficial el decreto que dispone su alejamiento de la cartera de Agricultura, seguirá considerándose en funciones.

Ayer, en breves declaraciones a la prensa antes de partir hacia Córdoba, comentó que durante estas Pascuas rogará a Dios para que “me dé suerte”. Respecto del motivo de su viaje, a Río Cuarto, localidad para la que se postula como intendente, se limitó a contestar que es para “continuar con las intensas tareas del fin de semana”.

La firmeza de Roque es equivalente a la de Alonso. A su favor juega que si Menem desautorizara su decisión, el Presidente tendría problemas más complejos. La suerte del secretario de Agricultura no justifica desatar una crisis con el ministro de Economía, en medio de la recesión y a ocho meses de finalizar su mandato.

Además, los tiempos políticos cambiaron. La designación de Alonso, hace siete meses, obedeció a que el menemismo buscó –y consiguió– incorporar a José Manuel De la Sota desde el duhaldismo, para sumarlo al proyecto re-reeleccionista, hoy desinflado.

Menem es consciente del escenario político, pero entre los motivos de su silencio de ayer hay que contar el malestar que le causó el modo en que Roque manejó la salida de Alonso, anunciándola mientras él se encontraba fuera del país. Desde su entorno se atribuyó a esa razón la demora en ratificar la orden del ministro de Economía, y del nombramiento de Leguiza como nuevo secretario. Ese movimiento ya fue formalizado en el Palacio de Hacienda con la redacción del decreto, que aguarda la firma del jefe de Estado.

Leguiza, por su parte, dijo ayer que hasta que Menem no lo designe prefiere no adelantar posiciones sobre los pasos a seguir en caso de ser nombrado. De todos modos, consideró que difícilmente se pueda convencer a los ruralistas de que desistan de la acción gremial. Roque le prometió a su candidato facilitarle la gestión, apelando a medidas de fomento –de carácter impositivo y de auxilio financiero– para los pequeños productores y a aquellos afectados por las inundaciones. En cambio, descartó acceder a la suspensión del cobro de impuestos creados en la reforma tributaria. “Eso es imposible, más aún teniendo en cuenta que el lunes llega la misión del Fondo Monetario para repactar las metas por el desborde del déficit fiscal”, comentó a Página/12 un vocero de Roque.

“Más allá de lo anecdótico de la salida de un funcionario, acá el problema es la crisis del sector rural”, subrayó Marcelo Muñagurria, presidente de Confederaciones Rurales, llevando el tema al terreno que les importa a los hombres de campo. “Las organizaciones rurales nos mantenemos firmes en la decisión de concretar la protesta”, concluyó.

Propuesta de Roque Fernández

La probable designación de Jesús Leguiza como reemplazante de Gumersindo Alonso en la Secretaria de Agricultura no sería vista con malos ojos entre la gente del campo.

En su casi diez años de experiencia en distintos cargos de ese organismo, Leguiza se ganó la confianza de la dirigencia del campo.

«Aquí el problema no es de nombres. Jesús Leguiza es un gran amigo, pero el tema es la política de Roque Fernández», sostuvo René Bonetto, presidente de la Federación Agraria Argentina.

Según pudo saber La Nación, Leguiza está analizando si acepta o no el cargo. A principio de 1990, Leguiza llegó a Agricultura como director de proyectos con financiamiento de Banco Mundial (BM), del Banco Interamericaco de Desarrollo (BID) e interventor del Fondo Especial del Tabaco (FET) de la mano de Marcelo Regúnaga.

Ya en la gestión de Felipe Solá ocupó la Subsecretario de Agricultura, y, en 1997, se convirtió en la mano derecha de Felipe Solá, cuando Félix Sirio, subsecretario de Alimentos, se alejó de ese cargo. Desde setiembre del año pasado es asesor del Ministro Roque Fernández.