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Notas de historia

El orígen del PROSAP

Jesús Leguiza – Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA)

Marzo/2005

El mayor programa de Inversión pública para la producción agropecuaria y el desarrollo rural en las provincias.

A partir de 1986, desde el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y posteriormente como Subsecretario de Economía Agraria de la SAGyP*, he tenido la oportunidad de liderar la gestión de varias operaciones de financiamiento de inversiones Públicas con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), la cooperación de Japón y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

Esas operaciones fueron, entre otras: a) el Programa de Crédito Global Agropecuario, de 300 millones de dólares, la primera línea de préstamos para inversiones productivas de largo plazo del Banco de la Nación Argentina desde la reforma del sistema financiero de 1977 y con destino a la adquisición de maquinaria agrícola y almacenamiento de granos; b) el Programa de Crédito Agroindustrial y Pesquero, de 400 millones de dólares, que constituyó el apital inicial de operaciones del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), y c) el  Programa de Modernización de los Servicios Agropecuarios (PROMSA), de 100 millones de dólares, que permitió poner en marcha varios mecanismos de la reforma del Estado para fortalecer funciones en la prestación de servicios a los productores.

El PROMSA posibilitó que el SENASA se modernizara en equipos y laboratorios y que capacitara a su personal para desarrollar las campañas de vacunación que terminaron con la aftosa después de 100 años de lucha.

Permitió también que el Instituto Nacional de Semillas (INASE), creado en 1991, diera sus primeros pasos al igual que el Instituto Argentino de Sanidad y Calidad Ve g e t a l (IASCAV), creado un año después, con importantes laboratorios. Mediante el PROMSA, el INTA se sumó a los avances de la biotecnología y dispuso del laboratorio de fibras textiles más moderno de América, y el Instituto Nacional de Pesca (INIDEP) volvió a equipar su flota de investigación pesquera, con la modernización de los buques “Oca Balda”, “Holmberg” y “Cánepa”, y construyó dos Centros de Promoción Acuícola (de aguas frías en San Martín de los Andes y de aguas cálidas en Corrientes). La Secretaría, a través de los Programas PROMEX (Promoción de Exportaciones de Productos de Base Agrícola No Tradicional) y PROCAR, tal como hacían las ex Juntas de Granos y de Carnes, dio los primeros pasos para la creación del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA ), puesto en marcha durante la gestión del secretario Marcelo Regúnaga.

En 1992, junto a Mark Wilson, funcionario del BIRF, confeccionamos una cartera de proyectos que, en diez años, deberían atender la necesidad de modernizar los servicios agropecuarios de las provincias, consolidar la participación de la SAGyP en la lucha contra la pobreza rural y sentar las bases para el desarrollo forestal. Nacieron así, los programas PROSAP, PROINDER y PRODEFOR (acrónimo nunca usado), todos actualmente en exitosa ejecución.

En 1993, Martín Galíndez se hizo cargo de la ejecución del PROMSA y el suscripto se dedicó a la preparación del PROSAP junto a Luis Aráoz. Se recibió el apoyo del BID a través de José Soto Angli, responsable sectorial y Lucio Reca, gerente del banco.

En forma paralela, Miguel Huerga, desde la Secretaría de Relaciones Financieras con las Provincias del Ministerio de Economía, inició la preparación de un proyecto de riego, con el apoyo técnico del Centro de Inversiones de la FAO, en la persona de Selim M o h o r. Los subsecretarios Juan Carlos Pessoa de esa Secretaría y Jorge Ingaramo de la SAGyP, aceptaron posteriormente conformar un solo programa bajo la responsabilidad del área agrícola del mismo Ministerio.

Así, entre otros aspectos, la SAGyP incorporó en su ámbito la temática del manejo de aguas. El PROSAP, además de la modernización de los servicios de sanidad, de calidad, de investigación científica y de promoción comercial, atendió con énfasis, la incorporación de nuevas tierras con disponibilidad de aguas para la ampliación de la frontera de la producción.

La visión de que en la Argentina existe falta de agua, con exceso de obras de infraestructura en las regiones áridas y anegamientos frecuentes, con falta de infraestructura tura en la Pampa Húmeda y el NEA, llevó a establecer esta misión para el PROSAP: en ambas regiones se debía incorporar tierras para la agricultura, la anadería y la forestación, con buen manejo de las aguas. Desde la Subsecretaría de Economía Agraria, luego denominada Subsecretaría de Agricultura, Ganadería y Forestación,tuve la oportunidad de ejecutar la concreción técnica y operativa de esos programas.

Ruy de Villalobos, ex subsecretario, se hizo cargo, como coordinador general, de la preparación del PROSAP, con Miguel Huerga como coordinador técnico. Se contó con recursos de preinversión por 1,5 millones de dólares del Ministerio de Economía y otra cifra similar por parte del BIRF, para elaborarlos proyectos provinciales que justificaron el acceso al financiamiento.

Una vez aprobado el PROSAP p o r ambos bancos y el Ministerio de Economía, se inició la etapa de ejecución, bajo la coordinación de Antonio Morlio, con un presupuesto de 336 millones de dólares. A fines de 1998, momento en que dejé la función de Subsecretario, por el alejamiento del secretario Felipe Solá, se habían incorporado formalmente al Programa las provincias de Mendoza, Neuquén, Tucumán, Chaco, La Rioja, Corrientes, Chubut, Santa Fe y Entre Ríos, todas con proyectos preparados y leyes de adhesión sancionadas.

Mucha expectativa despertaban los proyectos de riego de Colonia Centenario en Neuquén, la ampliación del canal San Martín en Mendoza, el manejo de la cuenca del Tapenagá del Chaco, los caminos rurales de Santa Fe y la electrificación rural de Misiones, entre otros. En ese año se incorporó un recurso económico adicional, por 50 millones de dólares, el PRODERZAI, programa para subsanar parte de los daños provocados por las inundaciones de principios del ’98. También se ejecutó el Programa de Apoyo a Pequeños Productores del NEA, con una ampliación a la Región NOA (PRODERNOA), ambos financiados por el FIDA, organismo e la FAO. Es importante destacar que tanto el PROMSA como el PROSAP, dos hitos en los servicios agropecuarios contemporáneos cofinanciados por la banca multilateral, fueron operaciones muy difíciles de ejecutar dada la complejidad de los procedimientos operativos y administrativos. No obstante, ambos programas constituyeron modelos para la modernización de los servicios agropecuarios de varios países de Latinoamérica.

Nuevo e importante impulso recibió el PROSAP, a partir de enero de 2002, bajo la conducción de Jorge Neme. Al poco tiempo, con el apoyo del secretario Miguel Campos, ha logrado la concreción de obras de infraestructura que perdurarán por muchos años. La gestión de ambos funcionarios logra un reconocimiento extraordinario en momentos en que lamayoría de los programas de similares características se cancelaron o se reestructuraron por falta de ejecución.

El Banco Interamericano de Desarrollo otorgó una fenomenal ampliación por 200 millones de dólares adicionales para expandir el accionar del Programa, hecho que no sucede con frecuencia y que merece ser destacado.

Manifiesto mi reconocimiento a los señores Miguel Campos –secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos– y Jorge Neme –responsable del PROSAP– por el impulso renovador que le han otorgado a la ejecución del Programa, y por la consideración que ambos han demostrado hacia el esfuerzo precedente de todos los funcionarios y técnicos de la administración central y de las provincias para materializar el éxito de un Programa que ha abierto un rumbo innovador en el desarrollo agropecuario de las provincias.

http://www.prosaponline.gov.ar/prosapwebsite/webDocs/2_capitulo_1.pdf

¡No volver al pasado!

Por: Juan Martín Rebolini

Celebro el artículo publicado por Jesús Leguiza en Ambito Financiero, con una muy clara descripción de la necesidad de Argentina de contar con una política agropecuaria y agroindustrial que promueva su crecimiento en base a las exportaciones.

Causa estupor los trascendidos de las nuevas medidas económicas que indican que la devaluación del 30% sería acompañada de control estricto y desdoblamiento del mercado cambiario y reinstauración de las retencionesa las exportaciones.

El sector agropecuario argentino y la cadena agroindustrial atraviesan por una de las situaciones más críticas de su historia, a pesar que la incorporación tecnológica y la incorporación de nuevas superficies a la producción han permitido un aumento del 50% en los volúmenes producidos en los últimos 10 años.

Al momento actual, han desparecido más de 150 mil productores y el interior del país es un claro ejemplo de políticas erróneas durante los últimos 20 años, con la única salvedad del período 1991/95, cuando la desgravación de las actividades productivas y la desregulación de los mercados permitió un proceso intenso de inversiones y crecimiento.

El desarrollo del sistema comercial argentino alcanzó los niveles de mayor eficiencia a nivel internacional de manos de una actividad privada desregulada, con el desarrollo portuario, infraestructura de almacenaje, acondicionamiento y procesamiento; los mercados de futuros y opciones en dólares; instrumentos financieros como prefinanciación de exportaciones y warrants.

La situación económica y financiera de la cadena agroalimentaria en su conjunto no soportaría volver al desdoblamiento cambiario y retenciones a las exportaciones, por los siguientes motivos:

– Precios internacionales de los commodities agropecuarios en sus niveles más bajos históricos como consecuencia de los altos subsidios a la producción en los países centrales, protección en países importadores y crisis económica global.
– Muy alto endeudamiento del sector en dólares y elevada descapitalización, y falta total de financiamiento a partir de esta última campaña debido a la suspensión de programas de las principales proveedoras de insumos y ausencia total del sistema financiero tanto privado como público al vaciarse también el Banco de la Provincia de Buenos Aires.
– Graves pérdidas por inundaciones en el núcleo de la región agrícola.
– Economías regionales como el arroz, el algodón, el maní, etc., diezmadas por pérdidas de mercado y aumentos recurrentes de carga tributaria durante los últimos 4 años.
– Aumento sostenido de la carga tributaria sobre el sector que se intentó disimular con los planes de competitividad. Crecimiento de los créditos de IVA y ganancias de la cadena comercial en su conjunto, y en la exportación agravada por el retraso en la devolución del IVA.

Si una devaluación del 30%, es acompañada por eliminación del factor de convergencia (5%) y de los reembolsos para productos con valor agregado, reimplantación de retenciones (se especula con un 10%) y desdoblamiento cambiario que podría impulsar una brecha del 10% entre el tipo de cambio comercial y libre, se perdería para el sector todo beneficio de la devaluación y en cambio le quedaría por afrontar las obligaciones en dólares contraída por las inversiones realizadas durante la última década y con el encarecimiento de sus insumos en su mayoría importados o dolarizados.

En definitiva, quiero aún soñar con una Argentina exportadora de valor agregado, donde se observe un crecimiento armónico del interior del país con las grandes ciudades de manos de los sectores productivos privados. Y donde el sector público y el sistema financiero, hoy quebrados, pero que han vivido una gran fiesta durante varias décadas, sean quienes asuman el costo del quebranto de la Nación que han causado. Para la recuperación del país, es fundamental que haya justicia y seguridad jurídica.

El nuevo gobierno que ha logrado juntar un gran acuerdo de voluntades políticas, espero que tenga la grandeza de imaginarse una nación grande e imitar a quienes como Brasil, han transformado su sistema de administración federal y han impulsado un tremendo crecimiento de la economía desde el interior del país.