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Opinión

¿Porqué existe trabajo en negro?

Jesús Leguiza

Se llama economía en negro a la que funciona fuera de las normas fiscales y previsionales. Este término se emplea para culpar a los agentes económicos de «actuar al márgen de la ley y las normas impuestas por el Estado».

Hay que dar las gracias a los empleadores/empresarios, pequeños o grandes, que dan trabajo a la gente, no importa que sea en «negro».

Desde la corporación política y estatista se insiste imponer la idea de que quien da trabajo y no hace los aportes es un delincuente. No es así, el trabajador necesita ingresos para vivir y, al menos durante esta díficil etapa, lo importante es dar trabajo. Por lo tanto, ese empresario es un gran contribuyente a la sociedad. No es necesario que aporte a un Estado insaciable que no deja de gastar mal, comprando caro y/o con actos de corrupción, gracias a los 163 impuestos que gravan las actividades económicas, muchas veces superpuestos y/o distorsivos.

Ahora se pretende cobrar más impuestos a los «ricos» prejuzgando y generalizando que todos hicieron sus riquezas de forma mal habida.

Lo importante es bajar el gasto público, que es la madre y única causa de todos los problemas de inflación y empobrecimiento del país.

Para ser más justos, el gobierno debería reasignar los recursos del presupuesto nacional vigente para ayudar a todos los que, de una u otra forma, crean y dan trabajo.

Dilema global (*)

Jesús Leguiza

Antes de llegar a esta crisis global, la pandemia, la humanidad ya se encontraba con problemas que trascienden al individuo, a las naciones, y hasta la democracia.

Estos problemas son básicamente dos, que no tienen posibilidades de ser resueltos por grupos de individuos, incluso por grupos de naciones. Ellos son, a) el cambio climático; y, b) el avance tecnológico.

Son problemas que superan el miedo de una guerra nuclear y hasta la misma globalización económica, la cual también entró en crisis con el Brexit y con el nacionalismo de Donald Trump.

El cambio climático no puede ser resuelto por una nación o grupo de naciones, por más poderosas que sean. Lo mismo que el avance tecnológico no podrá ser detenido por ninguna de ellas.

Millones de habitantes del planeta se verán afectados por el cambio climático; con solo un leve crecimiento del nivel del mar desaparecerán millones de hectáreas costeras en todo el mundo y los afectados serán pobres y ricos de cualquier raza religión, preferencia ideológica o inclinación política.

Igual ocurrirá con el avance tecnológico, a saber: algoritmos de robots dejarán sin trabajo a millones de individuos y algoritmos biotecnológicos sustituirán el razonamiento de las personas, lo que ya está sucediendo con los celulares inteligentes.

Los gobiernos no podrán hacer absolutamente nada para impedir las consecuencias.

Las naciones-estado, sean monarquías, democracias o regímenes autoritarios no tendrán capacidad alguna para resolver estos dos grandes problemas: el cambio climático y el avance tecnológico.

El miedo a una guerra nuclear está (por ahora) superado porque los líderes de las naciones poderosas saben que existen ojivas nucleares suficientes para destruir varias veces el planeta, de manera que no conviene a nadie. Lo mismo sucede con la globalización económica, las naciones-estado podrán apelar al nacionalismo y cerrar sus fronteras al comercio con resultados variados, algunas desaparecerán y otras sobrevivirán, pero con el cambio climático y el avance tecnológico la sentencia a la desaparición está firmada.

Un poco más difícil de comprender es el efecto del avance tecnológico que está dado por la revolución, ya iniciada, de la infotecnología y la biotecnología.

En este caso, los seres humanos perderán relevancia, ya no tendrán capacidad de tomar decisiones por sí mismos. Y, para que ello ocurra, no pasarán más de tres o cuatro décadas.

Hoy mismo, el problema sanitario que estamos viviendo, y que supera todo lo imaginable, es un buen ejemplo de la incapacidad de controlar un tema de carácter global.

Solo la cooperación de la humanidad toda podrá ayudar a solucionar estos dos problemas y solo logrará hacerlo superando dos limitaciones: las fronteras de las naciones-estado y la ceguera de los políticos que no ven más allá de las próximas elecciones.

(*) Basado en conceptos de Yuval Noah Harari

La doctrina de Shock

21/abr/20

La gran contribución de Maquiavelo (1469-1527) a la política europea fue separar la POLÍTICA de la MORAL.

La gran contribución de Maquiavelo (1469-1527) a la política europea fue separar la POLÍTICA de la MORAL.

Muchos gobernantes del mundo están utilizando estos conceptos de psicología social para aprovechar a su favor y aumentar la sensación de miedo, inseguridad, confusión y generar, en la población, mayor sensación de crisis o  desastre. Ahora es con la pandemia del coronavirus, aunque pandenias o epidemias se repitieron muchas veces en la historia, decenas de veces. Ello se aprovecha para implantar medidas impopulares como la terapia de shock económico que en otro momento sería imposible de llevar a cabo.

Esta teoría, de Milton Friedman, se apoya en conceptos  como la alienación y el control de las masas a través de los medios de comunicación masivos y repetitivos tapando otros problemas.

Con 3553 puntos de riesgo país estamos, en Argentina, realmente peor que con el shock del coronavirus y el dengue. Se prepara un shock económico  brutal que provocará más pobreza y la culpa será de otro «enemigo externo», en este caso inimputable, el virus.

¡Frenen la inflación!

Cómo no entienden los pseudo economistas, periodistas especializados, políticos incapaces, opinadores generalistas, interpretadores improvisados ? qué:

La inflación es un indicador de que algo no funciona bien en el cuerpo económico. Es igual a la fiebre, un síntoma que algo está mal en el cuerpo humano ya sea por una infección, por virus, bacterias, hongos, protozoos o priones.

Hablar de control de precios es lo mismo que aplicar un antifebril a un enfermo. No soluciona el problema solamente controla el síntoma, no la causa.

Es básico: hay que enfrentar el problema que es el exceso de gasto público que provoca déficit fiscal y su financiación, ya sea con emisión monetaria ó con deuda interna y/o externa. Esa es la causa.

Un vez desatadas las expectativas negativas no hay cómo parar la inflación. Tratar de frenar solo con la tasa de interés únicamente empeora el problema. Estás contienen las expectativas, lo que los agentes económicos esperan para el futuro.

PAREN CON EL EXCESO DE GASTO PÚBLICO EN TODOS SUS NIVELES, NACIONAL, PROVINCIALES Y MUNICIPALES.

EL dólar es un bien más, una moneda que los argentinos utilizan para resguardarse de la INFLACIÓN.

Tampoco es una cuestión de ideologías: capitalismo, socialismo, social democracia, democracias, autocracias !

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Desempleo e inflación

El dilema de la economía argentina es la existencia de desempleo e inflación en forma concurrente, simultánea. Se quemaron los libros para cualquier economista ortodoxo o algunos políticos defensores de causas perdidas.

Las medidas de Keynes para el manejo de la demanda global son insuficientes ó no válidas; tampoco von Hayek o Fridman pueden dar respuesta por sí mismos para el manejo de la oferta global.

La inflación se combate bajando el consumo, subiendo la tasa de interés, tanto para el consumo como para la inversión, bajando el gasto público y promoviendo las importaciones. Esto provoca mayor desempleo !!!

Al contrario, el desempleo se combate promoviendo el consumo con aumento de salarios, bajando la tasa de interés y los impuestos para mayor inversión, elevando el gasto público sobre todo su calidad y promocionando las exportaciones mejorando el tipo de cambio. Esto genera mayor inflación !!!

Entonces ??? Cómo se sale de este dilema. Hacer todo junto, no se puede.

Mejorar el diagnóstico para acertar con la receta !!!. Elegir el camino gradualista puede ser; pero elegir la avenida con pruebas de aciertos y yerros es durísimo. Trae más desconcierto y confusión que la inflación.

Medidas que bajen la inflación y aumenten el empleo son muy difíciles, hasta inversas, por cierto. Hasta ahora han sido medidas incongruentes: por ejemplo, el BCRA mantiene la tasa de interés alta para bajar la inflación y/o atraer capitales del exterior pero deteriora/quiebra el aparato productivo, el agro y la industria con el agravante heredado de tarifas que sin duda estaban atrasadas como el dólar.

Es necesario practicar cirugía mayor y microcirugía, hilar muy fino. Ser inteligentes, consistentes, coherentes.

Se deben aplicar medidas económicas heterodoxas y una combinación equilibrada entre politicas fiscales, monetarias y cambiarías que impacten en la macroeconomía; a su vez, políticas microconómicas para mejorar la competitividad del país en su conjunto y de las empresas en particular. Mantener el consumo dando trabajo a los que menos tienen, acreditando planes sociales al pago parcial de nuevos empleos; bajando la tasa de interés para aumentar la inversión bruta interna fija; acompañando con la disminución de las cargas sociales, cuotas sindicales y flexibilización laboral; mejorando la calidad de gasto público y, a la vez, bajando impuestos y tasas.

La economía del mundo, capitalista o socialialista, democrática o autoritaria, debe ser competitiva. Los países competitivos abren sus economías, sus fronteras; los otros cierran y/o protegen a sectores no competitivos (compre nacional para que 40 millones de argentinos paguen más caro).

No sé puede competir con las bananas de Ecuador, como Europa no puede competir con la soja o las carnes frescas con altísimo valor agregado de América del Sur. Argentina tiene el complejo sojero más eficiente del mundo; iguales logros se puede obtener en materia de producción de alimentos, biotecnología, poner en marcha Vaca Muerta, extracción de litio, uranio y tecnología nuclear.

Tampoco se puede competir con los salarios baratos chinos o del sudeste asiático; las industrias textil y del plástico, entre otras, están en terapia intensiva,

Argentina tiene que tener un Ministro de Economía que sepa: que conduzca las finanzas públicas sin deficit; la producción agrícola, industrial y minera; la energía, los combustibles y las obras publicas, entre otros… El BCRA solo debe cuidar la oferta monetaria, el valor del peso. El Ministerio del Interior debe contener a los gobernadores para que, por lo menos, no gasten más de lo que reciban de coparticipacion, impuestos y tasas locales.