Lucio Reca (1983-1986) Marcelo Regúnaga (1991-1993) (2001) Jesús Leguiza (2001-2002) Rafael Delpech (2002) El sector agroindustrial de Argentina tiene un enorme potencial de crecimiento, basado en la excelente dotación de recursos naturales, así como en la capacidad empresarial para la incorporación de innovaciones tecnológicas y organizacionales para aumentar la producción, agregar valor y mejorar la competitividad, es decir crecer significativamente y en forma sostenida.
El escenario internacional favorable del comercio mundial de alimentos, fibras y biocombustibles brinda una oportunidad histórica para aprovechar al máximo dicho potencial y contribuir al crecimiento de la producción y del empleo del país. Estas circunstancias no están siendo plenamente aprovechadas, por la vigencia de una visión arcaica y equivocada, que percibe a la agricultura argentina como un sector no tecnificado y limitado a generar rentas naturales, que no tiene en cuenta los eslabonamientos y complejas tramas que caracterizan al sistema agroindustrial moderno. Ello se refleja en políticas que han limitado su crecimiento y, con ello, el desarrollo económico y social sustentable y equilibrado de Argentina, especialmente del interior del país.
Las profundas transformaciones registradas en las cadenas agroindustriales a partir de los años noventa, con aumentos notables de productividad, el uso creciente de mejoras genéticas, fertilizantes, agroquímicos y otras tecnologías modernas destinadas a lograr un mejor aprovechamiento de los recursos naturales -incluída la agricultura de precisión-, así como los desarrollos en la provisión de insumos, en la agroindustria procesadora de la producción primaria y en los cada vez más exigentes servicios requeridos para la producción, cosecha, transporte y comercialización que han dado lugar a nuevas formas de organización de la producción, el procesamiento y la distribución de alimentos y otros bienes agroindustriales, destacan la necesidad de plantear una nueva visión y políticas acordes.
Una visión que permita superar las concepciones erróneas que hoy tiene gran parte de la sociedad, que no reconoce la importancia estratégica para: i) el crecimiento económico sostenido y el desarrollo territorial; ii) la generación de empleo genuino en las distintas etapas de las cadenas productivas; iii) el fortalecimiento del entramado económico y social que involucra a más de 400 mil PYMES de capital nacional; y, iv) la generación de un balance neto muy positivo de divisas, necesario para compensar el déficit que genera el resto de las principales actividades económicas. Es decir, una visión que contemple adecuadamente al complejo agroindustrial y de servicios que puede contribuir en forma significativa al desarrollo nacional equilibrado deseado por todos. _—–+++++++++++ Nuestra propuesta está dirigida a promover la concertación de Políticas de Estado que promuevan el desarrollo económico y social sostenido del sistema agroindustrial, y que se reconozca como uno de los pilares fundamentales de toda la economía argentina. Entre los principales lineamientos de dichas políticas se propone:
• Impulsar la generación y adopción de tecnología como motores del crecimiento y la trasformación productiva, reconociendo la importancia estratégica de la biotecnología. Ello implica aumentar la inversión pública en investigación y desarrollo, crear un contexto propicio para aumentar sensiblemente la inversión privada y mejorar la articulación con el sistema científico, como está ocurriendo en los principales países competidores.
• Establecer una política de comercialización y de precios transparente y predecible, que fomente la competencia y el buen desempeño de los mercados de productos agropecuarios, que promueva las inversiones y el incremento de la producción. Eliminar las restricciones a las exportaciones.
• Impulsar una política impositiva agropecuaria que se aparte de los impuestos que penalizan la inversión y el aumento de la productividad y que contribuya a incrementar de manera sostenida la oferta, satisfaciendo las necesidades genuinas de recaudación, locales y nacionales. Se propone la eliminación gradual de las retenciones (impuestos a las exportaciones) y su sustitución por los impuestos aplicados al resto de la economía.
• Participar activamente en las negociaciones internacionales que impulsen un comercio mundial sin barreras a la producción agropecuaria y que ubiquen al país como proveedor confiable y responsable de alimentos, fibras y biocombustibles. Mejorar el acceso a los mercados de mayor importancia mediante una estrategia ofensiva en materia de tratados de libre comercio y la creación de una agencia relevante de promoción del comercio exterior.
• Promover la producción de biocombustibles, incluyendo los futuros desarrollos de segunda generación, cuidando de lograr un adecuado equilibrio en el uso de los recursos naturales disponibles.
• Mejorar la infraestructura de transporte, almacenamiento y de riego en apoyo a la integración territorial, a la mejora de la competitividad y al aumento de la producción del sector. Ello implica recuperar y fortalecer el transporte ferroviario de granos y otros productos agropecuarios, desarrollar el transporte fluvial y garantizar la transitabilidad permanente de los caminos nacionales y rurales. Coordinar las políticas de infraestructura nacional y provinciales mediante la creación de un Consejo Federal de Infraestructura Rural.
• Diseñar y ejecutar, en acuerdo con las provincias, las medidas que garanticen la adecuada utilización y preservación de los recursos naturales renovables. Establecer un marco federal de políticas de conservación de suelos y agua, como también promover las buenas prácticas agrícolas en el uso de dichos recursos e insumos.
• Diseñar y ejecutar políticas específicas de apoyo a la agricultura familiar que faciliten el acceso al crédito, a la asistencia técnica y a los mercados de productos e insumos mediante nuevas formas de organización. La implementación de programas especiales para pequeños agricultores y las comunidades rurales. Las necesidades de la agricultura familiar deben ser un elemento central para establecer las prioridades de inversión en infraestructura de caminos rurales, de electrificación comunicaciones educación y salud. Oportunidades productivas e infraestructura social y de apoyo a la producción son instrumentos fundamentales para limitar la migración rural-urbana que se ha registrado como tan traumática por décadas.
• Fortalecer y consolidar una estructura institucional del sector público agro-industrial acorde con la relevancia y complejidad de las Políticas de Estado propuestas.
En el marco de un convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) adquirió 267 equipos de geoposicionamiento satelital (Sistema de Posicionamiento Global – GPS), que serán distribuidos a sus técnicos de todo el país para el rastreo de plagas vegetales.
Los equipos fueron entregados durante un acto encabezado por el presidente del Senasa, Jorge Amaya, y en el que estuvieron, además, el vicepresidente, Carlos Casamiquela, el director nacional de Protección Vegetal del Organismo, Diego Quiroga, y el director ejecutivo de la Unidad de Gestión del Programa BID, Jesús Leguiza.
Los equipos y la tecnología, adquiridos por medio del convenio BID – Operación 1950 OC/AR, contribuirán a la determinación de la distribución geográfica de cultivos y la verificación en terreno de detecciones o denuncias de plagas por medio del Sistema Nacional de Vigilancia y Monitoreo (Sinavimo) del Senasa.
Asimismo permiten determinar con alta precisión, la ubicación de un suceso en el terreno (georeferenciación), lo que facilita su registro y brinda la posibilidad de regresar al mismo sitio para realizar el seguimiento.
También facilitan la medición de distancias, superficies, delimitación de lotes y constituyen una fuente básica de información para la elaboración de cartografía digital contribuyendo a la informatización de la información.
Además permiten la ubicación geográfica de establecimientos y producciones sujetas a programas de registro (Renspa, Viveros, Programa de exportación de cítricos a la Unión Europea), identificación de la ubicación de trampas específicas y sitios de toma de muestras (Programa Nacional de Supresión de Carpocapsa y Programa Nacional de Control y Erradicación de Mosca de los Frutos).
Con estos equipos pueden ubicarse los sitios en los que se realizan tratamientos específicos de control como los programas de control biológico de Sirex Noctilio; de Acridios y de control y erradicación del picudo del algodonero, el replanteo en el terreno de áreas bajo tratamiento, la delimitación, la ubicación de lotes cuarentenarios y la medición de distancias de aislamiento.
Keynes, hablando de su amigo Alfred Marshall, dijo en una oportunidad:
«No parece que el estudio de la Economía exija dotes especiales y de un orden extraordinariamente elevado. ¿No es cierto que, intelectualmente considerado, sea un tema difícil si se compara con las altas ramas de la filosofía o de la ciencia pura?. Al contrario es un tema muy fácil, pero que sin embargo, muy pocos SOBRESALEN. La explicación de esta paradoja está quizás en que el economista necesita poseer una rara combinación de dotes: debe ser matemático, historiador, estadista y filósofo, en cierto grado debe comprender los símbolos y saber expresarse en palabras; debe examinar lo particular en términos de lo general y tocar lo abstracto y concreto en un mismo vuelo del pensamiento; debe estudiar el presente a la luz del pasado, pero pensando en el porvenir; no debe quedar fuera de su mirada ninguna parte de la naturaleza ni las instituciones humanas; debe buscar un resultado práctico y ser desinteresado, simultáneamente; y, debe ser independiente e incorruptible como un artista y, en ocasiones, caminar al ras de la tierra como el mejor de los políticos”. (*)
Los economistas, por su estructura de razonamiento o forma de procesar sus pensamientos, son personajes raros que están siempre atrás de los grandes cambios, son los que cambian al mundo. Recordemos al mundo maravilloso de Adam Smith, el sombrío mundo del clérigo Malthus y de David Ricardo. El bello mundo de los socialistas utópicos o el inexorable mundo de Carlos Marx. El mundo victoriano o el brutal mundo de Thorstein Veblen. Todas las herejías cometidas en el mundo real por el mismo Keynes y el mundo moderno de conservadores y liberales Ludwig von Mises, Friedrich Hayek o de monetaristas como Milton Friedman; de estructuralistas ….. sin dejar de mencionar a Paul Krugman y los últimos premios nóveles, como el matemático John F. Nash de la película «Mente Brillante.”.
(*) Extraído de Vida y Doctrina de los Grandes Economistas. Robert L. Heilbroner. Editorial Aguilar – 1977
¡Doscientos años de la Revolución de Mayo de 1810!. Mucha agua ha pasado bajo el puente y sin embargo somos aún un país adolescente si nos comparamos con otros de Asia o de Europa que llevan miles de años de existencia. Por ser jóvenes estamos llenos de oportunidades, desafíos y contamos con las ventajas que tal condición conlleva. Hace 100 años, en los mismos festejos para el Centenario, la situación de Argentina no era fácil. Hubieron luces y sombras: grandes eventos, celebraciones, inauguraciones por doquier, actos culturales en el mismísimo Teatro Colón, importantes visitas del extranjero y también protestas sociales, represión policial y estado de sitio. El país, sin embargo, se perfilaba como una potencia semejante a los Estados Unidos, pero lamentablemente con malas políticas: distribución de tierras, dilapidación de fondos públicos, confusión entre los roles de los poderes del estado, fraude político, desidia en la justicia, gran decadencia social y un contexto internacional desfavorable.
Antes y después del Centenario, hemos vivido de todo, mejor dicho la Argentina vivió muchas experiencias, buenas y malas, como sucede en la vida de cualquier ser humano. Estas experiencias, que en términos de paso del tiempo se denominan etapas de la historia, por ejemplo, constituyeron los primeros años de la Revolución de Mayo (1810-1820), las Luchas Interiores para lograr la unión nacional (1820-1853), la Organización Institucional (1853-1880), los éxitos de la Generación del ’80 (1880 -1916), el periodo Radical de 1916 a la crisis mundial (1916-1930), la Década Infame (1930-1946), el primer y segundo gobierno de Juan Perón (1946-1955), los interludios Civiles y Militares (1955-1983), la nueva democracia de Raúl Alfonsín (1983-1989), la década de 1990 y el nuevo siglo, ahora.
En ese transcurrir breve pero de intensa historia de 200 años, el agro estuvo presente fue actor, partícipe y sin duda el motor de la economía. De manera que, en este Bicentenario, el mismo merece y tiene su reconocimiento a través de estas líneas porque sigue con la misma actitud y el mismo compromiso. En cada una de estas etapas listadas es necesario rescatar lo bueno, lo que ayudó a que hoy nuevamente se pueda festejar otro centenario. Aplicando los tres filtros o preguntas que hacía Sócrates: “lo que me vas a contar es útil, es bueno, es verdadero. Si es así, entonces hazlo”.
En la primer década, los primeros años de la Revolución (1810 y 1820), cuando ya existía el ganado vacuno cimarrón, se consolida la explotación de las vaquerías y los saladeros, llegan las nuevas ideas económicas liberales trasmitidas por Belgrano y por Mariano Moreno, entre otros y el país buscaba romper con el monopolio español de comercio exterior. Se escribió, en blanco y negro, el primer plan económico de Rivadavia.
Durante las Luchas Interiores (1820-1853) se destaca el primer empréstito de la Baring Brothers, las ideas progresistas de Pedro Ferré, un visionario correntino de la industria y el transporte fluvial, las peleas por la “caja”, que constituían los aranceles aduaneros, las posiciones de federales y unitarios, la gobernación de Juan Manuel de Rosas, la Ley de Enfiteusis, primer antecedente del reparto de tierras públicas que no iban más allá de 100 km de la actual Capital Federal.
En la etapa de la Organización Institucional (1853-1880) continúa el reparto/venta de esas tierras públicas, la llegada del barco francés L’ frigorifique “Charles Tellier” para realizar la primer exportación de carnes frescas, se inicia la instalación de las primeras trochas de los ferrocarriles que constituyeron los primeros medios de comunicación con el interior del país, realmente en el verdadero corazón productivo. Se realizaron los primeros censos de 1864 de habitantes y más tarde el agropecuario para conocer la línea de base, de partida, para saber dónde estábamos parados. No se puede dejar de mencionar, con sus pro y sus contra, la conquista del desierto para la expansión territorial. Es el preludio la diversificación productiva, la economía del azúcar en el todo el norte. En esa región se instaló la estación experimental de Obispo Colombres, precisamente en Tucumán. Lo más importante de todo fue el trabajo de Vélez Sarsfield con la determinación precisa de los derechos de propiedad, tal es así que prohibió expresamente el denominado derecho real de superficie (arts. 2503 y 2614 del Código Civil), usado en Europa y basado en el Derecho Romano. No había dudas, se estaba marcando el rumbo del país hacia un capitalismo incipiente, pero con firmes normas legales para la propiedad privada.
Con la mentada Generación del 80 (1880 -1916) la Argentina se sumerge de lleno al sistema capitalista y a la economía del intercambio internacional, principalmente con Inglaterra. Sarmiento, con sus cartas desde EEUU, promocionaba la agricultura y, a instancias de él, se crea la Dirección de Agricultura del Ministerio del Interior usando como modelo el Departamento de Agricultura de ese país. Con la Presidencia de Roca, en 1898, se crea el Ministerio de Agricultura con Emilio Frers a la cabeza, área de gobierno que ahora nuevamente tiene la misma jerarquía, un homenaje en el Bicentenario. El agro influía hasta en la cultura, se edita el libro del Estanciero de José Hernández, del autor del Martín Fierro, “Mataderos” de Esteban Echeverría y otros tantos. Se promociona, también desde el Estado las inmigraciones masivas, se funda la primer colonia agrícola en Esperanza, Santa Fe y la primer cooperativa judía en Basavilbaso, Entre Ríos, ello para iniciar la ocupación territorial y el trabajo agrícola de los “gringos”. También llegan científicos, como Amado Bonpland, médico de Napoleón, que sistematiza el cultivo de la yerba mate. Se funda la Sociedad Rural Argentina (SRA) y otras sociedades rurales en el interior que hoy aún existen y forman parte de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Por otra parte, surgen las primeras reivindicaciones de los productores agropecuarios no propietarios con el Grito de Alcorta en 1912 debido a los altos costos de los arrendamientos. Seguidamente la fundación de la Federación Agraria Argentina (FAA).
Con los Radicales en el periodo (1916-1930): se inicia la etapa de la verdadera ganadería con la importación de razas europeas, se realiza el primer contrato con Guillermo Blackhouse para la utilización de semillas seleccionadas y de calidad. Y tuvo gran repercusión el pacto Roca-Ruciman con Inglaterra para mantener el principal mercado de exportación de carnes, cuando ésta dio prioridad a sus colonias del Commonwealth.
Durante el extenso lapso de la Década Infame (1930 -1946) se destaca el predominio de la pampa húmeda con la expansión de la agricultura, trigo y maíz, se instalan los primeros elevadores de granos en los pocos puertos existentes. Uno de los temas centrales del Ministerio de Agricultura fue la lucha contra la langosta y la aftosa, en este caso con la creación del Servicio de Luchas Sanitarias (SELSA), antecedente del SENASA de hoy porque EEUU ha impuesto una importante barrera sanitaria-comercial por el plan de vacunación de Méjico. A partir de 1935 y, como respuesta a la crisis mundial del año ‘30, se crea el Banco Central de la República Argentina (BCRA), la Junta Nacional de Granos (JNG) y la Junta Nacional de Carnes (JNC), como también la Junta Nacional del Algodón (JNA) qoe constituyen los primeros pasos de la intervención del Estado en la economía y las finanzas.
En las primeras épocas del Peronismo (1946 -1955) surge, como política agrícola, el primer plan quinquenal; el Instituto Nacional de Granos y Elevadores. Las obras de infraestructura, conductos de agua, asociados a usinas hidráulicas de generación eléctrica, pequeños diques en la zona andina para áreas para riego y como consecuencia indirecta, nace otra la expansión agrícola y frutícola extrapampeana. Con el Instituto de Promoción del Intercambio (IAPI), la nacionalización de la banca y el comercio exterior el Estado inició una etapa de economía keynesiana e intervencionista. El tractor Pampa y el Rastrojero son símbolos que duraron hasta los años ’70, fueron respuestas peronistas a la necesidad de marcar soberanía nacional y la independencia económica, ahora ya de EEUU. Surgen los primeros antecedentes para una ley de semillas, se dicta el Estatuto del Peón Rural como protección a la clase trabajadora del campo. En complemento o contraparte nacen más gremios empresarios de CRA. A nivel internacional nace el Acuerdo General de Tarifas y Comercio (GATT), antecedente de la actual Organización Mundial del Comercio (OMC) y sus múltiples Rondas en pos de la libertad de comercio. En la Ronda Uruguay la Argentina tuvo un papel preponderante y fue uno de los países líderes
En la interfase de gobiernos Civiles y Militares (1955-1983) no existen cambios sustanciales profundos, salvo las ideas de Frondizi y Frigerio, pero tuvieron que ver más con otros sectores de la economía como la exploración y explotación del petróleo, aunque fue la base para la industria petroquímica actual y abastecedora del sector agropecuario. Se inicia la sustitución del uso del ferrocarril con rutas paralelas para el transporte interno y el uso del masivo del camión para el traslado de carga general y de granos en particular. En 1956 se crea el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y en 1973 irrumpe la soja en la pampa húmeda, que el Ministro Le Bretón encargó de experimentar el cultivo a partir de 1925, así como la promoción del algodón en la región del chaco, debido a una plaga llamada picudo del algodón que hizo estragos en el sur de EEUU. Recién a partir de la década de 1960, el mismo Estado, promoverá el cultivo de soja en varias provincias del país, Tucumán, Córdoba, norte de Santa Fe, noreste de Corrientes. En 1977 se modifica el régimen del sistema financiero y los créditos, en general, pasaron a ser indexados. Esto generó en alto endeudamiento para toda la economía, todos los sectores productivos y todas las regiones de país, situación que entra en crisis posteriormente.
Con el advenimiento de la nueva democracia (1983-1989), el agro debe enfrentar ese sistema de créditos indexados, los denominados créditos a valor producto que surgieron como consecuencia de los largos períodos inflacionarios y que continuaron con los denominados índices Aguado elaborados por el BCRA hasta casi fines de la década. El agro, sin embargo y, sobre todo, la agricultura pampeana con los cultivos que integran la “cosecha argentina” (maíz, trigo, girasol y soja), llegaron a superar los 45 millones de toneladas en 1988. Las exportaciones de carnes también llegaron a cifras importantes, más de 500 millones de dólares y se abasteció a mercados nuevos como la ex URSS. Por la gran concertación de países que no subsidiaban a la actividad agropecuaria surge el grupo Cairns, en el marco de la Ronda Uruguay del GATT y fue un lugar estratégico para canalizar las demandas de libre comercio de productos agrícolas y la eliminación de los subsidios de la Unión Europea y EEUU.
La argentina colapsó con dos hiperinflaciones y durante el gobierno Menemista (1989-1999) hubo que tomar medidas drásticas, medias no exclusivas en el contexto internacional y con la asistencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la banca multilateral principalmente el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF o Banco Mundial) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se inicia la desregulación económica con señales muy duras para contener la inflación con el anclaje en un tipo de cambio único y fijo, la convertibilidad. El agro se encontró en este periodo con alto endeudamiento, pero sin embargo desde el Estado se realizaron refinanciaciones (cédulas hipotecarias) y se creó, por ejemplo, el Instituto Nacional de Semillas (INASE), para garantizar el comercio de las semillas inscriptas bajo el régimen de propiedad de los obtentores de nuevas variedades, se autorizó la introducción de la soja transgénica, del maíz transgénico y del algodón transgénico, al mismo tiempo que nuestro principal competidor, EEUU. Esto conllevó a la siembra directa y a la conservación de los suelos. Ha sido una nueva y gran revolución productiva para el agro y, en la cosecha 1997/98 se había duplicado a 88 millones de toneladas. No por ello, se dejó de apoyar otras inquietudes de los productores y la Argentina fue el primer país de América en contar con normas para la producción orgánica. En 1995 se crea la Organización Mundial del Comercio (OMC), que sustituye al GATT y entra en pleno funcionamiento el MERCOSUR. La Argentina eliminó la aftosa con la participación directa y responsable de los ganaderos, con solo el control del Estado.
En el periodo De la Rua-Kirchner (1999-2010), sobre todo en los primeros años, hubieron crisis institucionales y económicas graves con y por la salida de la convertibilidad, la cual ya debía haber sido retocada precisamente en 1995. Esta situación fue dramática y traumática. Los productores se tuvieron que adaptar al nuevo modelo que se impulsó con la transición de Eduardo Duhalde: nuevo tipo de cambio qua benefició a corto plazo a los productores y justificó la aplicación de retenciones, aunque con discusiones de tipo ideológicas. A partir del 2003 se ha dado prioridad al mercado interno para controlar la inflación y se pautaron las exportaciones sobre todo los productos claves para la canasta familiar, carnes, trigo, lácteos.
Este recordatorio, listado de políticas sectoriales, hechos y resultados no exhaustivos, no excluyentes y limitado, constituyen los principales hitos del agro en estos 200 años de historia, según la interpretación del suscrito. Es un reconocimiento al agro en este Bicentenario. El campo, los productores, hicieron lo suyo, convirtieron un país inmenso, diverso, de buenas, regulares y malas tierras en un abastecedor mundial de alimentos y el Estado, independientemente a la ideología y las políticas aplicadas, ha contribuido en su rol de promoción de la actividad económica, en algunos momentos en carácter subsidiario y en otros con demasiada intervención, aunque hoy no se vive ninguno de esos extremos. Feliz Bicentenario para el Agro y para la Argentina y es un gran deseo que en poco tiempo la cosecha supere ampliamente las 100 millones de toneladas y el stock de ganado tienda a las 100 millones de cabezas, No obstante, el futuro es la transformación agroindustrial de los productos del campo. Somos importantes actores en el comercio mundial, el primer exportador mundial de aceites de soja y Rosario es el centro de transformación más eficiente del mundo,
El campo, los productores, hicieron lo suyo, convirtieron un país inmenso, diverso, de buenas, regulares y malas tierras en un abastecedor mundial de alimentos y, el Estado, independientemente a la ideología y las políticas aplicadas, ha contribuido en su rol de promoción de la actividad económica, en algunos momentos en carácter subsidiario y en otros con demasiada intervención, aunque hoy no se vive ninguno de esos extremos. Feliz Bicentenario para el Agro y para la Argentina y es un gran deseo que en poco tiempo la cosecha supere ampliamente las 100 millones de toneladas y el stock de ganado tienda a las 100 millones de cabezas, No obstante, el futuro es la transformación agroindustrial de los productos del campo. Somos importantes actores en el comercio mundial, el primer exportador mundial de aceites de soja y Rosario es el centro de transformación más eficiente del mundo, supera a Chicago en este cultivo. Vamos Argentina, tu puedes !!!.
Los gobierno de malas políticas cambiarias y fiscales, siempre han impuesto retenciones a las exportaciones. Durante la década menenista, además de eliminarse la inflación, también se eliminaron la retenciones a las exportaciones.
Estos derechos de exportaciones (las denominadas retenciones volvieron a imponerse en el año 2002, y se mantuvieron varios años.
En el 2008 hubo una gran se movilización, un paro agropecuario que constituyó el inicio de un extenso conflicto entre el Gobiernro y las cuatro organizaciones del sector empresario de la producción agro-ganadera en la Argentina (Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas, CONINAGRO y Federación Agraria Argentina).
Estas tomaron medidas de acción directa, lock out, contra la Resolución n.º 125/2008, dictada por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el ministro Martín Lousteau que establecía un sistema móvil para las retenciones impositivas a las exportaciones de soja, el trigo y el maíz.
La medida rechazada por patronal agropecuaria se extendió por 129 días, desde el 11 de marzo de 2008 hasta el 18 de julio del mismo año. Al conflicto se le sumó un paro de los empresarios transportistas con bloqueo de rutas, que agravó la situación y el abastecimiento de las ciudades. El proceso tuvo una alta politización, el oficialismo, parte de la oposición, periodistas y “dirigentes de derechos humanos” denunciaron que el mismo tenía fines golpistas (un relato infantil), mientras que los organizadores del paro negaron absolutamente.
Durante el conflicto se produjo la renuncia del ministro Lousteau, autor de la Resolución 125, cuestionada por los empresarios rurales, pero también por sectores del gobierno y la oposición.
Posterior a la renuncia del ministro, el 17 de junio de 2008, la presidenta Fernández de Kirchner, envió al Congreso un proyecto de ley sobre las retenciones a las exportaciones de granos y las compensaciones a los pequeños productores, con el fin de que fuera el Poder Legislativo el que resolviera en definitiva la situación.
Luego de ser aprobado por la Cámara de Diputados, el proyecto tuvo una votación empatada en el Senado, razón por la cual debió desempatar el vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, quien lo hizo negativamente en la madrugada del 17 de julio de 2008. Al día siguiente, la presidenta de la Nación ordenó dejar sin efecto la Resolución 125/08, ua importante derrota para el gobierno pero no se eliminaron las retenciones vigentes.
El 3 de octubre de 2008 las patronales declararon un nuevo paro por seis días con cortes parciales de rutas en caso de ser necesario, esta vez para reclamar la completa anulación de las retenciones a la exportación, conflicto te continúa hasta la fecha.
El Gobierno no entiende que se ha puesto en contra al gran y más importante generador de divisas para el país, que es el campo. Situación que repercutirá, en el futuro, en la economía del país sin ninguna duda.
Del más polìtico de los técnicos al más técnico de los políticos