El primer antecedente de aduana se remonta al año 1586, el 01 de junio de ese año se expidió el primer registro oficial y correspondiente comprobante del cobro de derechos por el ingreso de mercaderías procedentes de Brasil, traídas por la nave Nuestra Señora del Rosario y consignadas a un sr. Alfonso Vera.
En los tiempos del Virreinato del Rio de la Plata, la capital peruana era un centro estratégico para el comercio y España había impuesto la obligación de comerciar a través de esa ruta de la ruta del Pacífico. Alto Perú. Se impone la Aduana Seca de Córdoba en 1622. Consecuentemente nacen los primeros contrabandos al y desde el puerto de Buenos Aires.
La primer Aduana de Buenos Aires se crea, entonces el 07 de abril de 1778 por iniciativa del Virrey Cevallos dada esa dependencia comercial con Lima y del contrabando. Se puso en práctica un Reglamento que se aplicaba tanto a navíos comerciales como embarcaciones de guerra. Ello trajo aparejado importantes ingresos “fiscales” que se retuvieron en las administraciones del Buenos Aires en perjuicio de las provincias, tanto las que estaban en el noroeste como a las provincias del Litoral.
A manera anecdótica la aduana como lugar físico ocupo distintos predios, como la Ranchería ubicado en las inmediaciones de las actuales calles de Alsina y Perú. Luego de trasladó a la casona Basabilbaso en la esquina de Av. Belgrano, junto a la Iglesia Santo Domingo. denominada Aduana Vieja.
Por último, nace la ADUANA NUEVA en Av. Paseo Colón entre Rivadavia e Hipólito Irigoyen donde primero fue el fuerte de la ciudad y en 1853 en plena Organización Nacional y con Justo José de Urquiza ejerciendo la Presidencia se edifica la Aduana Nueva o Aduana de Taylor en homenaje a Edward Taylor, ingeniero inglés autor del proyecto. Comenzó a construirse dos años después en tierras ganadas al río. Mientras se construía, por un tiempo se ocupó un caserón existente en Av. Paseo Colón y Garay, llamada aduana de Lanús. Cuatro años después, en 1859 finalmente se inagura con varios anexos que servían como depósitos y otras obras secundarias dado marcado por el crecimiento y el amplio tráfico del comercio exterior.
Transitoriamente se ubica en la manzana comprendida entre la Av. Paseo Colón, Irigoyen, Alsina y Moreno, en un edificio dónde estaba el Palacio de Hacienda.
Por último, con el desarrollo de la actividad agropecuaria y el consiguiente afianzamiento del modelo agro-exportador se resolvió la construcción de la actual Aduana en esos rellenos costeros delimitado por las Av. Paseo Colón e Ing. Huergo entre Av. Belgrano y Moreno. Edificio inagurado el 08 de octubre de 1910 en el marco del festejo del Bicentenario, comenzando a funcionar un años después.
La producción de las provincias, como consecuencia a la desprotección decretada por el Virrey Cisneros en 1806, se encontraba estancada y con pocas posibilidades de competir con los productos extranjeros; situación que perduró durante 30 años.
Hasta 1830 esta Liga no llegó a ningún consenso sobre el establecimiento de protección aduanera para la producción y puso por un lado a Buenos Aires y por otro a las provincias. Sus intereses se tornaron irreconciliable porque el gobierno de Buenos Aires había prohibido unilateralmente la navegación en los ríos Paraná y Uruguay para el comercio con el exterior, por lo tanto todo el transporte debía tributar en la aduana del Río de la Plata.
Los negocios de Buenos Aires se realizaban principalmente con Gran Bretaña y proteger las actividades de las provincias implicaba un encarecimiento de los bienes o artículos de los saladeros y comerciantes bonaerenses. Por otro lado, Santa Fe proveedora de leña debía competir con el carbón inglés, Mendoza, San Juan, La Rioja y Catamarca con producción de vinos de calidad no podían competir con los precios de vinos extranjeros, así como las provincias productoras de algodón, con disponibilidad de telares, tampoco podían hacer frente a la industria textil británica en auge por la revolución industrial, de trabajo mecanizado y con mano de obra asalariada. Como también los proveedores de carretas, como Mendoza y Tucumán que les resultaba muy caro el transporte hacia el litoral. Por su parte, también los criadores de mulas de Santa Fe y Entre Ríos o los astilleros de Paraguay y Corrientes no pudieron contrarestar con la superioridad productiva y eficiencia europea y norteamericana.
Buenos Aires también abastecía cueros a la industria británica y compraba productos terminados como zapatos, correas, arreos y otros bienes industrializados con esa materia prima, razón por las actividades artesanales locales entraron en ruina.
Recién con la Ley de Aduana de 1835, que fue promulgada por el Gobernador de Buenos Aires, don Juan Manuel de Rosas a fines de ese año, se establecían aranceles o impuestos a la importación de bienes, del 35 al 50 % como también la prohibición de algunas mercancías. Asimismo se impusieron aranceles del 25 % para la exportación de cueros y se diseñaron incentivos para el transporte. Ello permitió la producción de bienes, que hasta ese momento eran comprados en el exterior, principalmente de Inglaterra que producía con nuevas técnicas, a mayor escala y a menores precios debido a la revolución industrial. De esa manera se imponía un sistema proteccionista para la incipiente economía regulada de la Confederación Argentina. Pedro Ferré ya había propuesto este sistema de protección unos años antes, en 1831.
Como consecuencia de la Ley de Aduana de 1835, se instalaron en Buenos Aires fábricas, talleres y comercios que se multiplicaron; en solo 20 años ya estaban en funcionamiento más de 1000 fábricas, 750 talleres y 2000 casas de comercio. La actividad ganadera no retrocedió, al contrarió creció aceleradamente. Y paralelamente se desarrollaron otros centros manufactureros en toda la Confederación.
Córdoba se producía zapatos y tejidos. Las pieles curtidas de cabras se exportaban a Francia. En Tucumán creció con la producción de muebles, también cueros curtidos, tinturas. El tabaco se exportaba a Chile, Bolivia y Perú. La producción de azúcar alcanzaba para abastecer a todo norte y Buenos Aires.
Salta se convirtió en otro centro industrial especializado en hilados, cueros y suelas, cigarros, vasijas, harinas y vinos. Catamarca siguió el mismo camino con la producción de algodón, vinos y agua ardiente. Los vinos y aguardientes de Mendoza y San Juan vivieron una época dorada, además de la producción de frutos secos, harinas, jabón e hilados de seda. Se exportaba a Chile importantes cantidades de ganado en pié, charque, sebo y cueros.
Entre Ríos y Santa Fe desarrollaron numerosas actividades, la primera además del cuero curtido también se especializó en la producción de postes de madera, leña, cortes para embarcaciones y ruedas para carretas. Se abastecía al consumo leña y carbón de vegetal a la industria de Buenos Aires. Y en Corrientes creció la producción de maderas para la construcción, tabaco, almidón, naranjas y se reconstruyeron antiguas carpinterías.
En conclusión, la Ley de Aduana de 1835 permitió la recuperación y el desarrollo de la actividad económica en todo el territorio y en pocos años se logró el autoabastecimiento de la mayoría de los productos que se importaban. La contracara fue el bloqueo al puerto de Buenos Aires de las flotas inglesa y francesa entre 1838 y 1840.
No obstante, no quedó clara la diferencia entre proteccionismo económico y el liberalismo porque en la época de Rosas existió un proteccionismo “sui generis” por se castigaba la exportación de los productos industrialización localmente, pero se permitía la libre exportación de materias primas. El régimen económico liberal hace su aparición después de la derrota de Rosas y la finalización de los conflictos internos y guerras civiles, allá por 1865.
Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA)
Se propone controlar al picudo del algodón
El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), a cargo de Benedito Rosa do Espírito Santo, por mandato del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Consejo de Sanidad Vegetal del Cono Sur (COSAVE) acaba de poner en marcha la preparación un proyecto regional para la lucha y erradicación del picudo del algodón (boll weevil) que involucra a la Argentina, Brasil Paraguay y Bolivia.
La plaga proviene de México y emigró a EE.UU. hace más de un siglo. Entró al territorio brasileño a mediados de los años 80; luego pasó a territorio paraguayo y ha producido estragos a las economías algodoneras. Más de 100.000 pequeños productores brasileños han tenido que abandonar el cultivo del algodón debido a la plaga en el Estado de Paraná.
Ahora el IICA debe lograr una estrategia regional, para lo cual seleccionó a Jesús Leguiza, luego de un concurso internacional, para que se haga cargo del tema. Leguiza ha sido consultor externo de dicho organismo y del mismo Banco Interamericano de Desarrollo por muchos años y deberá apelar a toda su experiencia para pergeñar un acuerdo entre las partes públicas y privadas de los países para lucha contra la plaga, que en Estados Unidos la denominan la plaga del billón de dólares.
El picudo, que viene ganando todas las batallas desde hace más de 100 años, liquidó algodonales del sur de Estados Unidos y de Centroamérica. Recién en los años 90, se logró comprobar que era posible erradicar la plaga con técnicas eficientes y sustentables con el medio ambiente. El problema del picudo es similar a la aftosa, es peor aun, dado que vuela y es ayudado por los vientos predominantes del nordeste.
Hasta fines de los años 90 sólo se presentaron focos de picudo en el departamento de Pilagá de la provincia de Formosa; pero ahora, el SENASA, que está a cargo del tema, ya detectó la presencia del picudo en Corrientes, en el Chaco y en el norte de Santa Fe.
«Hasta que los productores no entiendan que el problema es de su entera responsabilidad, no se logrará ganar la guerra contra el picudo», dijo Leguiza a Ambito Financiero.
En un proceso inflacionario como el desdencadado ahora, pero latente desde principios de 2002 por la mega y descontrolada devaluación, es evidente que los costos y precios de la macroeconomía (salarios , rentas , intereses, ganancias, tarifas, impuestos y, su contracara, los precios de los bienes y servicios), tarde o temprano, tenderán a ajustarse al tipo de cambio vigente. Este, a su vez, está oficialmente sostenido a 3 pesos por dólar y todo indica que seguirá así. A partir de ahora, cuando se haga referencia a valores monetarios, nuevamente empezaremos a hablar en términos nominales y en términos reales.
Recordemos que la convertibilidad fue una herramienta dura (como un hacha) para controlar la hiperinflación , pero también debían recibir un hachazo el exceso de gasto público y el déficit fiscal recurrente (regla de oro) . Asimismo y, como resultado del 1 a 1, a sólo tres años de su existencia los salarios en dólares pasaron a ser muy altos y la industria nacional empezó a despedir gente y/o a no hacer una mayor oferta laboral. No obstante , la convertibilidad fue la elegida como la bruja en la cacería impulsada primero por alguna gente de la Alianza y luego por los devaluadores pesificadores y autores partícipes primarios del problema actual de la inflación, donde la provincia de Buenos Aires ha tenido mucho que ver . Para cerrar el tema de la convertibilidad , vale recordar el dicho popular: «Porque un vaso de agua no sirve eliminar un gran cendio , no se puede inferir que el agua no apaga el fuego» .
Cuidado que ahora estamos en una nueva convertibilidad, no por ley, sino por la intervención directa del BCRA y la política explícita del Ministerio del Economía. La economía se ha recuperado, no hay duda. El producto bruto , que es la suma de todos los bienes y servicios producidos y vendidos o estoqueados a precios de mercado en el año, ha crecido. Aumentó la demanda agregada por las inversiones en construcción , porque la gente optó por los ladrillos y no por los depósitos a plazo fijo .
Las primeras empresas en ganar, en realidad , han sido las exportadoras, que tuvieron sus costos pesificados y sus ingresos dolarizados . Ergo , buenas ganancias; luego, las empresas de la construcción, como también la industria nacional promovida/protegida. El ingreso bruto , que es la contraparte del producto bruto, se concentró en las ganancias de esas empresas y es de ahí donde se explica la recuperación económica. Sólo hubo unos pocos y dosificados aumentos salariales otorgados por decreto, pero no son la causa principal de la inflación. Es claro que existe una franca distribución regresiva del ingreso. Ahora que reapareció la inflación, mal crónico de hace más de 50 años, vale la siguiente pregunta. ¿ la economía se ha recuperado o ha crecido en términos reales?; y ¿ la recaudación fiscal ha crecido también en términos reales ?
Rezagados
En este marco es razonable y demostrable que algunos impuestos hayan quedado rezagados; por ejemplo, los relacionados con las valuaciones de los inmuebles -tasaciones fiscales-, base del Impuesto Inmobiliario Rural, que corresponde cobrar a las provincias y municipios; estos impuestos quedaron pesificados y, por ende, puede ser necesario aumen- tarlos en términos nominales. La gente del campo tiene razón en enojarse con el gober- nador de Buenos Aires, el impuesto inmobiliario se puede ajustar debido a la inflación; además, los buenos campos se revalorizaron también, algunos en demasía. Asimismo, como contraparte, también corresponde ajustar los mínimos no imponibles del Impuesto a las Ganancias . Sin embargo, los propietarios de tierras se tienen que enojar aun más, porque al gobernador le falta capacidad y firmeza , como también a los otros gobernadores pampeanos , para gestionar, presionar y eliminar las retenciones a las exportaciones. Los productores de las provincias, especialmente de esas provincias, son los que más pagan por las retenciones, porque sus producciones principales son las que más tributan y porque sus gobiernos no reciben un peso en concepto de coparticipación por las retenciones. Es más sano subir el valor fiscal de los inmuebles rurales o, si se quiere, la alícuota del mismo impuesto, como también es más sano eliminar las retenciones. Uno se pregunta: ¿ no pueden hacer nada en materia de política agropecuaria y fiscal de sus respectivas provincias ? Salvo la jocosa idea de perseguir a inquietas y escurridizas parejitas enamoradas en los hoteles alojamiento del gran conurbano bonaerense y , ahora en el verano , a los turistas con autos que quieren respirar un poco de aire fresco y olvidarse del sometimiento al FMI . Se canceló la deuda con «el demonio y causante de todos nuestros males», aunque si se revisan algunos titulares de principios de los ’90, el FMI estuvo en contra de la convertibilidad . La cancelación se hizo , como siempre y como corresponde, con dinero de otros : de los productores, de los más necesitados , de los ahorristas que se quedaron con poco o nada.
Nuevo mito
Es bueno cancelar deudas y desvincularse del FMI, además con un gran impacto creando un nuevo mito urbano, pero, ¿es necesario, es más económico? ¿El país, en su conjunto, gana? Lo necesario es eliminar las retenciones, sobre todo si se desea aumentar el Impuesto Inmobiliario como también es necesario restituir los reintegros a las exportaciones, que son, nada más ni nada menos, la devolución de los impuestos indirectos que cobra el Estado en sus distintos niveles. Esto provoca, junto con las , una disminución del tipo de cambio real que ya no es tan real como hace tres años.
Este reintegro nunca tuvo que ser eliminado está en contra de las más elementales normas del comercio internacional, no se deben / pueden exportar impuestos . Ha trascendido que, al que se porta bien, el Ministerio de Economía de la Nación devuelve lo quitado arbitrariamente . Ese caramelo recibió el sector avícola contra la promesa de bajar los precios . Dividir para reinar, vieja y conocida estrategia,pero no hubo rebelión en la granja . Al contrario, los pollos y las gallinas lo interpretan como un gran logro sectorial. Muy mal señores dirigentes de los avicultores por dejarse intimidar y ceder individualmente; no tienen sentido de grupo ni de gremio para defender los intereses del campo. ¿Quién los defenderá cuando el mismo benefactor, ante la imposibilidad de contener la inflación , presione nuevamente para bajar los precios, pero esta vez con importaciones?
El aumento del precio de la carne o del ganado, como el inexorable incremento de los precios de la mayoría de los bienes, exportables o no, se debe a la devaluación de enero de 2002. Hasta ahora, la inflación ha sido exitosamente contenida por una política monetaria que durante casi 4 años logró un adecuado “pass- through” (salida no traumática de la megadevaluación descontrolada).
Los promotores de la devaluación y pesificación asimétrica, siguiendo al pie la letra de la «argentinidad al palo» de los Bersuit , lograron mantener los salarios por el piso. Sólo unos justos pero insuficientes aumentos por decreto sirvieron para desencadenar el proceso inflacionario.
El precio de la carne o del ganado en pie y su influencia en el índice de inflación acaparó la atención de todos los medios de comunicación. Lo sorprendente ha sido cómo se trató el tema en un programa de televisión la semana pasada. Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), tuvo argumentos válidos y afirmaciones correctas , aunque nadie tiene una línea directa con la verdad. Un respetable invitado, muy vehemente y que defendía a los consumidores, hablaba desde la emoción y sin fundamento alguno; sus quejas eran sólo contra los síntomas. La diputada Alarcón, por Santa Fe, desnudó sus intenciones con solapados enojos hacia Miguel Campos. ¿Querrá ser secretaria, ahora? Por último , Raúl Rivara , el ministro de la provincia de Buenos Aires, fue el único que hizo algo en los últimos meses con el plan ganadero provincial, aunque no lo supo rescatar ni validarse a sí mismo en la pantalla chica.
El que sí previó el tema, aunque no aceptaron sus propuestas, al menos por ahora, ha sido el subsecretario Javier de Urquiza, cuando en el año 2003 diseñó el plan ganadero nacional. Tenía costo fiscal, pero infinitamente menor a los subsidios explícitos o implícitos que hoy se otorgan. Ya en ese momento era obvio que el tipo de «cambio alto» generaria una mayor demanda externa.
Retención
A fin de colaborar con el entendimiento y/o comprensión del tema, se rescata un párrafo del artículo publicado en esta columna «Sí a la retención…, pero de vientres», del mes de abril de este año «. -Se debe promocionar el aumento del stock ganadero mediante mecanismos de incentivos y no de castigos económicos-.
En la Argentina, es un secreto a voces, que faltan entre setecientos mil y un millón de terneros. ¿Qué hacer para aumentar la oferta de terneros?. La respuesta es «Si, a la retención … pero de vientres». Y en otro art. del mes de julio, «Otra vez retenciones, qué mala leche», se resaltaba la inutilidad de la medida . -«Aumentar la retención de los productos lácteos es castigar a la actividad productiva que tanto se dice promocionar con la política del dólar alto»-.
Sin ninguna duda, se está actuando sobre el síntoma, no sobre la causa. Se actúa con fundamentos precarios para tomar decisiones sumarias. «La causa real de los aumentos de precios son los efectos tardíos de la devaluación de 2002 y la política de mantener el dólar alto».
Las evidencias están a la vista, mejor dicho, en el bolsillo de los consumidores. Se mantendrá la presión alcista en los precios, porque el problema es de oferta, con el agravante que ahora se induce a la matanza de vaquillonas (llegó a costar más de un dólar el kilo vivo en el Mercado de Liniers), todo lo contrario a una política de retención de vientres, que es la solución seria y de largo plazo. Realmente los aumentos de precios son síntomas de un problema mayor los efectos tardíos de la abrupta y descontrolada devaluación de 2002 .
No existen dudas de que a partir de enero de 1995 (Mercosur – OMC) hubo que aplicar una política cambiaria denominada «crawling peg» , petit devaluaciones, para salir de la convertibilidad con suavidad. Recién ahora se están manifestando los cambios de precios relativos de toda la economía .
Esto es todo y los culpables no son los apuntados (ganaderos, frigorificos, abastecedores, carniceros , supermercados , etc.). Surgen mitos, creencias, falsas premisas , dilemas y resentimientos a los gritos contra cualquiera . Contra el capital, los » ganaderos terratenientes», «la oligarquía vacuna» y / o los «parásitos intermediarios de siempre» . Este mismo mecanismo de razonamiento se instalará en la conducta de la mayoría de la población y , por expectativas, terminarán subiendo más los precios de todos los bienes de la economía.
Ahora , ya es tarde . Con más retenciones no se solucionará el problema . Las importaciones son el camino para esta «emergencia» anunciada hace tiempo. Con sólo importar 400.000 tns de carne durante el siguiente semestre se bajará la presión en los precios de la carne, no de los otros bienes. Es más, se puede importar cuartos delanteros baratos y exportar cortes más caros en forma permanente y cumplir con los contratos . Negocio redondo , concreto y sencillo . Recordemos que la inflación es el termómetro de la economía y que imponer precios máximos , vedas o retenciones es lo mismo que poner paños de agua fria al paciente afiebrado . No hay ningún problema para que el país de la carne importe carne. Costará unos 700 millones de dólares traer carne sin hueso de países vecinos o de otros lugares. Sólo se necesitan adecuados controles sanitarios en los frigoríficos de origen. Así, también se evitará la entrada de vaquitas sin «pasaporte» por las fronteras secas, tal como ocurrió en el año 2000. Realmente esta medida es más eficiente que mantener el tipo de cambio artificialmente alto, costo que terminan pagando los consumidores con la inflación inducida para que la industria nacional, promovida y sobreprotegida, sea «competitiva». ¿A cuánto asciende el subsidio a los ferrocarriles? ¿Cuánto representa el subsidio implícito a la «industria nacional» de tener un dólar alto ?
El Ministerio de Economía de la Argentina, hasta ahora, ha sido la mejor oficina de promoción de inversiones agropecuarias de Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia . Los productores argentinos invirtieron en miles de hectáreas de soja en esos países que no tienen retenciones. Seguramente invertirán en el desarrollo de la ganadería fronteriza . ¿ Para qué se creó el Instituto para la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), si sólo recibe señales contradictorias e incongruentes ?
Del más polìtico de los técnicos al más técnico de los políticos