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Opinión

Las retenciones solo afectan la productividad

Ámbito Financiero – 26/07/2005

La inflación está instalada y latente desde enero del año 2002; ha estado agazapada esperando el momento para manifestarse. Las retenciones a los lácteos, carnes, frutas y a cuanto producto exportable exista no es el instrumento más adecuado para el control de los precios internos. Ya es momento de dejar de mantener el dólar artificialmente alto.

Aumentar las retenciones a las exportaciones de productos lácteos es reprimir la actividad productiva que tanto se dice promocionar con la política del dólar alto. Sin ninguna duda se está actuando sobre el síntoma, no sobre la causa; se actúa con fundamentos precarios para tomar decisiones sumarias.

La causa real de los aumentos de precios son los efectos tardíos de la devaluación de 2002 y de la política de mantener el dólar alto. Meses atrás, iluminados en defensa de la «competencia» han propuesto, a manera de amenaza igual que ahora, un aumento de las retenciones a las exportaciones de carnes porque subió el precio de la misma en el Mercado de Liniers .

Cortes

Se ha alertado que los cortes que se destinan a las exportaciones (cuartos tra-seros de animales pesados) son distintos de los cortes con que se abastece al mer-cado interno (animales más jóvenes y de menor peso); también se ha aclarado que la causa de los aumentos se debía a la mayor capacidad de compra de gran parte de la población; basta recordar los sucesivos y necesarios aumentos salariales; un logro del gobierno actual para arreglar los males heredados, entre ellos la mayor devaluación del salario de la historia argentina.

El gran salto de producción de leche ha ocurrido entre 1991 y 1999, de 6 mil millones de litros a más de 10 mil millones. El récord del ’99 no ha sido superado a pesar de la devaluación de 260 %. ¿Es posible que las autoridades, después de esa desbordada devaluación, procuren evitar que los precios tiendan a acomodarse al nuevo nivel del dólar que ellas mismas mantienen alto?

En la macroeconomía existen siete u ocho precios relevantes (salarios, tasa de interés, beneficios, tarifas, impuestos, tipo de cambio y, por supuesto, el precio de los bienes y servicios). Si el precio de la divisa se «estabilizó» en un nivel de 190 % superior a los otros precios de hace tres años y, aunque hubieron algunas subas, a la corta o a la larga pero en forma inexorable, el resto de esos precios aumentará, no necesariamente en igual proporción (cambio de precios relativos). Por esta razón los últimos acuerdos de precios son insostenibles y estas medidas también lo serán.

El tironeo de los precios hacia arriba está causado por la última devaluación y por el dólar alto de ahora. El salario también es una consecuencia y lleva todavía un significativo atraso; con la devaluación de 2002 se dañó a millones de trabajadores y jubilados con ingresos fijos. Ahora se está haciendo nuevamente justicia social mediante la recomposición salarial de quienes tienen menores ingresos. Es sencillo entender y comprender que los mayores ingresos se destinen a mayor demanda carne y también de leche o de otros productos de consumo masivo.

Por el lado de la oferta, se debe reconocer que hubo una mejora en los precios a nivel de la producción primaria y que hubo aumento de tarifas a las empresas (gas y electricidad). Los lácteos que más aumentaron de precio en el mercado interno y durante el corriente año fueron los quesos (cuartirolo pategrás y reggianito); el producto lácteo que más se exporta es la leche en polvo, representa más de 75 % tanto en toneladas como en dólares; por otra parte, los lácteos que se exportan mantienen el mismo precio en dólares y el tipo de cambio está regulado y casi fijo desde hace mucho tiempo. No obstante, en caso de que la exportación sea la causa, la solución es dejar flotar libremente el dólar no mantener las retenciones.

¿Está seguro el Ministerio de Economía que las exportaciones son la causa de los aumentos de precios internos o es el mantenimiento de un dólar muy alto? Debería demostrarse efectivamente cuál la causa, de lo contrario, las retenciones no son el remedio apropiado. Quizás sea todo lo contrario, pero si el problema es el abastecimiento de la industria para el mercado interno la opción válida, en todo caso , es un dólar más bajo.

El efecto de la medida será menores ingresos para los productores de leche de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, las principales provincias productoras. Hace poco tiempo, y después de más de 2 años, lograron un reconocimiento de 55 centavos por litro. Ahora se les quitará de nuevo. ¿Son ellos los responsables de la política de tipo de cambio alto o de los efectos tardíos de la devaluación?

Si existe una presión de la demanda, es necesario aumentar la oferta; se pudo haber previsto a tiempo la importación de lácteos. Todavía existen países que subsidian la producción y se puede aprovechar esa oportunidad para equilibrar la oferta y la demanda adquiriendo productos más baratos o
abaratar las importaciones con un dólar más bajo. Soluciones positivas y no negativas como las retenciones.

Economías Regionales

Ámbito Financiero, 12/07/2005

Jesús Leguiza
Fundación Federar

En Argentina existen distintas regiones que generalmente se denominan economías regionales; la pampa húmeda también es una economía regional, pero no es considerada como tal. Para indagar sobre esta diferenciación es necesario ampliar el concepto de economía regional y sus orígenes.

Se denominan economías regionales a las regiones extrapampeanas. Esta concepción es precaria desde el punto de vista económico y conceptual. Cuando se habla o se escribe de “economías regionales” se está haciendo referencia a economías marginales a la pampa húmeda; por ejemplo: el algodón y las maderas duras del Chaco; la yerba mate y el te de Misiones; el arroz, las mandarinas y naranjas de Corrientes y Entre Ríos; los limones y pomelos de Tucumán y Salta, las peras y manzanas del Alto Valle; y, las lanas de la patagonia, entre otros.

Para indagar con mayor profundidad es importante conocer las distintas corrientes del pensamiento económico moderno en relación al concepto de economía regional. Los primeros estudios de la economía y su relación con el territorio surgen en el siglo IXX; hoy es una especialización académica conocida como economía espacial: regional y urbana.

El padre de la economía espacial, es decir el uso del espacio territorial y la localización de las actividades económicas, ha sido Johan von Thunen, que vivió entre los 1783 y 1850. Este hombre de origen alemán, que era propietario, agrónomo y economista, realizó estudios sobre la influencia de la distancia entre las explotaciones agrícolas y las ciudades; así construyó modelos que definían la mejor localización para determinadas actividades económicas en función del costo de los salarios y, principalmente, de los costos del transporte para el acceso a los mercados.

Otro precursor de la economía regional fue Wilhem Roscher, también alemán que en 1865 decía: “la industrialización de una región tiene como requisitos esenciales la existencia de una agricultura evolucionada, un consumo diversificado, una población capaz de permitir la división del trabajo, oferta de capital y medios de transporte adecuados”.

Albert Schaffle, en un libro publicado en 1873, logró identificar las dos tensiones opuestas que se manifiestan en un territorio, la centralización (aglomeración-simbolizada por la ciudad) y la descentralización (dispersión-simbolizada por lo rural); en términos de la física: fuerzas centrípetas y fuerzas centrífugas. Schaffle identificó, además, que existen actividades industriales de capital intensivo y mano de obra especializada que tienden a la centralización, hacia los centros urbanos. En cambio, otras actividades se localizan en determinadas áreas por influencia de factores diferentes, tal como el abastecimiento abundante de materias primas o la disponibilidad de energía barata. Un claro ejemplo del criterio de localización por los costos de transporte es la industria de la madera. Una planta de celulosa se debe localizar en el centro de abastecimiento de materias primas; sin embargo una fábrica de muebles se debe localizar en un centro de consumo. Para la primera es más barato transportar pasta de papel que rollizos y para la segunda es más barato transportar rollizos que muebles terminados.

Alfred Weber, hermano de Max Weber, determinó que los factores de localización eran también la riqueza disponible (stock de capital físico y financiero acumulado) y la renta (la riqueza creada anualmente, el producto bruto), pero no dejó de reconocer que el transporte y la mano de obra son los factores más importantes, al menos en términos generales. Entre estos se crea un tironeo, una tensión, que determina la localización óptima de cada actividad económica. En los años 30, un sueco llamado Tord Palander, relacionó la producción con el consumo; pero su aporte principal ha sido la encontrar la relación entre el progreso técnico y la localización. La tecnología permite salvar o independizarse de las desventajas naturales.

Por último, otros grandes creadores de la economía regional han sido Lösch y Chistaller con la teoría de los lugares centrales, según la cual los servicios ocupan un lugar determinante para la localización de las actividades económicas.

Volviendo a nuestro país, y sin agotar las recientes contribuciones a la teoría económica regional, la pampa húmeda es una región económica como el NEA, NOA, Cuyo o la Patagonia. ¿Entonces, porqué persiste esa diferenciación o distinción entre la pampa húmeda y el resto de las “economías regionales”?. La respuesta está en los conceptos teóricos de la economía regional aquí vertidos en forma suscinta. Es una región homogénea con importantes riquezas naturales y excelente localización. Existen inmejorables condiciones de producción, buenos suelos, adecuado régimen de lluvias y agricultores capacitados. Dispone de respetables obras de infraestructura y fácil acceso a puertos de suficiente profundidad y, además, cuenta con las denonimadas economías de aglomeración: población capacitada, servicios para el agro y para la industria, etc. Es una región integrada al mundo desde hace más de 120 años. Toda la región y múltiples actividades están vinculadas a los mercados mundiales porque existe demanda de granos, de aceites y otros subproductos. Por ejemplo, el 90 % de complejo sojero, que abarca desde producción primaria, los procesos industriales y los grandes servicios portuarios está localizado en un radio no mayor a los 300 kilómetros de la ciudad de Rosario. Ventajosa condición que no tiene EEUU ni Brasil, los principales proveedores de soja y subproductos del mundo

Las otras regiones, sin embargo, no están integradas al mundo cómo región. Están vinculadas a través de algunas actividades muy competitivas, por ejemplo los limones de Tucumán, los vinos y los olivos de Cuyo. Las actividades económicas de estas regiones contribuyen en la provisión de bienes para los mercados locales o para el mercado nacional. En Argentina falta planificación regional o planeamiento regional, en cada una de las regiones también. La difusión de conceptos técnicos sobre la economía regional tiene el propósito de multiplicar las actividades económicas competitivas para que las distintas regiones se transformen en regiones genuínamente competitivas y, si es posible, para que transciendan el mercado nacional.

Un toque de realidad actual: Políticas de tipo de cambio artificialmente alto generan competividad también artifical y constituyen un engaño a largo plazo. Estas políticas constituyen un subsidio implícito para el turista y el consumidor extranjero. También para las actividades no competitivas que se engañan a si mismas como si este tipo de cambio durará una eternidad. Las actuales son “políticas productivas” engañosas, mejor dicho peligrosas. En realidad no se exportan productos, se exportan salarios bajos. El tipo de cambio bajo, política de la mitad de los ’90, generó todo lo contrario. El chivo expiatorio de la crisis de los últimos años fue la convertivilidad, pero la razón de fondo fue la falta de financiación genuína del gasto público descontrolado.

La verdadera competitividad regional estará dada por las ventajas naturales, las ventajas competitivas de Porter y por el progreso técnico o la incorporación de tecnología, tal como pregonaba Palander. En términos modernos se deben crear clusters, que son espacios donde las actividades económicas se integran y se articulan entre sí de manera vertical y horizontal con proveedores de insumos, servicios y educación; son eslabones aceitados de una cadena productiva que genera ventajas competitivas en relación a las actividades que actúan en forma aislada. Los clusters no nacen de forma espontánea, se deben al planeamiento regional y también a la participación activa y seria del estado, ya sea nacional o provincial.

La Cuota Hilton en el gancho

Ámbito Financiero, 05/05/2005

Escribe Jesús Leguiza-Fundación FEDERAR

¿Es la cuota Hilton un subsidio?. ¿Cuál es el rol de los poderes del Estado para la asignación de esta cuota? ¿Cuáles deberían ser los criterios, justos y objetivos ,para la distribución?. Antes de responder a estos interrogantes, es necesario preguntarse: ¿Porqué existe la cuota Hilton?. En la historia está la causa, está la explicación y la orientación para su abordaje. Los frigoríficos u operadores no son los dueños de la cuota, son damnificados y el Estado tampoco es dueño, sólo es un árbitro.

Recordemos que la cuota Hilton ha sido una compensación que la Cominidad Europea otorgó a varios países por la puesta en marcha de su propio régimen interno de promoción de carnes vacunas. El mismo fue instaurado en el año 1968 y formó parte, desde entonces, de la Política Agrícola Común (PAC). Se decía: “Este régimen combina derechos de aduana con prelievos variables y licencias de importación; además, de subsidios a los productores. Ello afectará al comercio internacional porque se promueve la producción interna del bloque y posibilita que las carnes de la comunidad se introduzcan en mercados abastecidos por otros países que pueden ser más competitivos». Los que fueron perjudicados por esta política han sido los exportadores de carnes de esa época y para ellos se gestó esa compensación.

El propósito de este artículo es agregar un granito de arena para la solución de un problema que parece de nunca acabar. Hace más de 6 meses se decía, en esta misma columna, que el Estado debería adjudicar la cuota Hilton mediante licitación pública aplicando, para ello, criterios y normas que el mismo Poder Ejecutivo utiliza en cualquier proceso de adquisición u otorgamiento de algún beneficio.

El Poder Legislativo puede proponer y sancionar una ley que brinde validez y estabilidad a “reglas de juego” claras y sencillas. En el presente y en el pasado los principales actores no se pusieron de acuerdo y obligaron a jueces a intervenir, ellos aportaron sus interpretaciones, juicios propios fundamentados o no. Esta ley deberá exigir el cumplimiento de las normas sanitarias, los pagos de impuestos, de cargas sociales y cuotas sindicales; a la vez prohibir la transferencia de cuotas, la participación de operadores quebrados o concursados y de los que no cumplieron con cuotas previamente acordadas y/o no abastecieron con productos de calidad. Estas condiciones deben estar por Ley para evitar interpretaciones. Por otra parte, el Poder Ejecutivo, mediante decreto reglamentario, debería establecer los criterios específicos de asignación anual o trianual; y, la SAGPyA mediante resolución deberá realizar la tarea de asignación periódica a través de licitación pública.

Ahora, lo importante es saber ¿cuál es el criterio a aplicar?, que es en definitiva la sustancia del problema actual. Existen dos opciones extremas, entre otras. A manera didáctica, ellas son: a) distribución de las 28 mil toneladas en forma igual entre todos los operadores habilitados. Por ejemplo, hoy son unos 70 operadores, de manera que a cada uno le correspondería 360 toneladas, si se deja un 10 % de reserva para nuevos operadores. Obtener un lote ya es un excelente negocio. Es importante aclarar que ahora existen más operadores que hace 10 años y el queso sigue siendo el mismo. Este criterio, es cómodo aunque no justo para los que hacen o hicieron mayores esfuerzos de inversión y de exportación de carnes no Hilton u otras cuotas; y, b) distribución de las 28 mil toneladas en función proporcional a los esfuerzos de exportación de carnes de todo tipo que se hicieron en el pasado (g.v.: 3 últimos años), conocido como past-perfomance y principalmente destinada a países en donde se subsidia la producción o la exportación, en este caso a la Unión Europea. Este criterio, además de damnificar al que más exporta, permite realizar una verdadera promoción del comercio exterior a costo de la Unión Europea, en este caso de los consumidores o de los estados europeos que dejan de cobrar prelievos.

La realidad estará en un punto intermedio. “Ni poco ni demasiando, todo es cuestión de medida”. La propuesta consiste en que las 28.000 toneladas se rematen en varias ruedas (rondas) de lotes individuales de 280 toneladas cada uno y agrupados en tres tipos o categorías de operadores, previamente definidos por la SAGPyA: a) grandes exportadores con past-perfomance; b) medianos operadores regionales extrapampeanos; y, c) reserva para nuevos operadores extrapampeanos, éstos en función del desplazamiento de la invernada. El valor monetario de base para cada lote de 280 toneladas deberá ser simbólico, digamos U$S 100 por tonelada, simplemente para evitar el acceso de los oportunistas sin recursos. Además de esa base dineraria se exigirá un seguro de caución por el valor monetario del 10 % de la cuota lograda. El operador que remató en una rueda, no tiene permitido el acceso a la próxima y así sucesivamente. El máximo de cuotas de un operador estará definido por su propia capacidad, convalidada y limitada por la SAGPyA. Estará expresamente prohibida la transferencia, cesión o endoso de la cuota lograda por cada uno. Este es un procedimiento claro, sencillo y transparente, cualquier agregado de complejidad será fuente de dudas. Con una Ley se brinda el marco general y las prohibiciones expresas y con un Decreto Reglamentario se establecen los criterios y los procedimientos administrativos. La cuota rematada, será de propiedad del operador, no transferible y éste perderá su derecho de un año al otro si no logra concretar sus exportaciones. La recaudación será para solventar los gastos operativos y las auditorias requeridas por el sistema. Se deja abierto el debate público.

leguizajesus@gmail.com

Sí a la retención… ¡pero de vientres!

Ámbito Financiero, 22/04/2005

Jesús Leguiza

La exportación de carnes vacunas sigue en aumento. El consumo y los precios internos van por el mismo camino. Se busca una rápida solución al problema. Muchos interrogantes, pocos resultados.

¿Un aumento de las retenciones es una buena medida para controlar el precio de la carne? Aumentar las retenciones es como recetar antifebriles sin conocer la causa de la temperatura alta. La fiebre es un indicador que algo no funciona bien; igual es la inflación, un indicador que algo está funcionando mal en la economía.

Así como el aumento de precio del kilo vivo en el Mercado de Liniers no siempre implica un aumento de los precios en las carnicerías, tampoco el aumento de precios en las carnicerías es causado necesariamente por una presión de la demanda externa; la influencia es mínima, al menos en la coyuntura actual. Esto descalifica totalmente los argumentos a favor de contrarrestar dichos aumentos con la aplicación de más retenciones a la exportación. Cómo decía Einstein «si uno hace siempre lo mismo, resulta ocioso pretender cambiar las cosas».

Este artículo es escrito con «animus colaborandi», a los efectos de detectar la verdadera explicación de los aumentos y, por lo tanto, aplicar buenas recetas a fin de combatir la causa, no el síntoma.

En el país se faenan 14 millones de cabezas de ganado vacuno, que implican 3 millones de toneladas de carne. Al comercio exterior se destina 630 mil toneladas, un poco más de la mitad constituye carnes frescas, entre las cuales se incluye a la famosa Cuota Hilton de 28 mil toneladas, completando el total de los embarques las carnes procesadas y menudencias de menor valor.

El resto, 2,37 millones de toneladas, casi 80% de la faena, se destina al mercado interno. El consumo interno y la exportación transitan por diferentes andariveles, tanto en materia de producto final (tipo de hacienda, peso de faena, tipificación y clasificación de los cortes) como de proveedores (frigoríficos exportadores, matarifes abastecedores internos). Las carnes de exportación constituyen un mercado muy diferente del mercado interno; por ejemplo, el primero requiere novillos pesados (420 a 520 kg) y al otro se destinan generalmente animales livianos (260 a 360 kg).

La incidencia del mercado externo, en términos de cantidad, es muy poca. Por otra parte, en materia de precios tampoco existe mucha influencia. Los precios promedios de las 631 mil toneladas exportadas significaron u$s 1.536 p/t en todo 2004 y los precios del mercado interno, a nivel mayorista con impuestos, alcanzaron para el mismo año 2004 u$s 1.609 por tonelada.

En los últimos meses, el valor del kilogramo de res en gancho para el consumo creció más del doble que el precio del novillo para exportación. Esto demuestra que el problema es claramente de consumo interno y no la exportación. (Dirección de Mercados Agroalimentarios-Area Mercados Ganaderos-SAGPyA).

El único vínculo que existe entre ambos mercados es una decisión empresarial del productor ganadero: optar entre vender animales livianos o pesados. Esto implica calcular el riesgo de pagar el costo marginal de un año adicional de alimentación y manejo con la cantidad de kilos engordados.

La carne aumentó porque creció considerablemente el consumo, producto de la mejor situación económica, recuperación originada por el rebote en el fondo del pozo, lugar al cual se llegó luego de la devaluación y pesificación asimétrica.

Los varios aumentos de salarios mínimos que otorgó el gobierno, para salvar de aquella situación de deterioro de ingresos de los trabajadores, se destinaron a una «mejor alimentación al estilo argentino»: más carne. Desde el año 2003, el consumo per cápita se elevó de 53,8 kg a 65 kg/ habitante/año.

¿Retenciones extendidas?

Ámbito Financiero, 21/03/2005

Jesús Leguiza

Fundación de Estudios para el Desarrollo Económico y Regional de Argentina (FEDERAR)

Sorprende la amenaza de Monsanto para cobrar regalías en puertos de destino. ¿Acaso no se cobraron regalías en las licencias que otorgaron o en las semillas que los licenciatarios vendieron?. ¿Existe venta de semillas en negro?.

Hace algunas semanas decíamos, en esta misma sección, que en materia de semillas no se puede confundir regalías con evasión, con venta de semillas en negro. Discusión, entre el Gobierno y la empresa, que lleva más de seis meses. “Negociación” entre la empresa y las entidades del agro que insumió más de un año.

Nadie en su sano juicio, puede dudar de la correspondencia de aplicar regalías, royalties o derechos de propiedad intelectual a determinados bienes; tal es el caso de las semillas de soja RR.

Como seguramente el público de esta sección conoce, la semilla de soja RR empezó a utilizarse en la campaña 96/97 y ha sido uno de los pilares de la revolución agrícola iniciada en los ‘90. Siembra en innovación tecnológica que hoy se cosecha. El área sembrada con soja pasó de 6 millones de hectáreas a 14,5 millones de hectáreas y la producción saltó de 12,1 millones de toneladas a 31,5 millones de toneladas, en solo 10 años (período 1994/95 – 2003/04). Este incremento explica casi totalmente el aumento de la cosecha argentina de ese mismo periodo.

No existen dudas de las ventajas de usar las semillas de soja RR, así lo evidenció la conducta de todos o casi todos los agricultores sojeros argentinos. Esto constituyó un hecho, algo fáctico, objetivo, libre de interpretaciones, de creencias, juicios o prejuicios de cualquier origen o naturaleza. La explicación y la motivación es muy sencilla: se abarataron sustancialmente los gastos de producción y los rendimientos se mantuvieron casi iguales; con la ventaja adicional de la siembra directa, una gran contribución al cuidado de los suelos y al medio ambiente. Ergo, todos ganaron.

Las compañías de semillas pasaron a vender semillas RR a un precio mayor que las semillas convencionales. El costo de semillas se incrementó en forma significativa, pero con una calidad mayor. Caro pero el mejor !!. Sin embargo, los gastos totales de los agricultores disminuyeron más que proporcionalmente. Éstos fueron los beneficiarios directos y mayoritarios de la innovación tecnológica; se llevaron al bolsillo más de 80 % de las ganancias generadas por la utilización de la nueva semilla, menos las retenciones, claro está. Tampoco aquí existen interpretaciones, creencias o juicios sin fundamentos. Son evidencias contundentes que se ha manifestado en la conducta de miles de productores, diría casi todos.

El precio de la nueva semilla de soja RR incluyó, e incluye implícitamente, las regalías, los royalties o los derechos de propiedad de la innovación tecnológica. Ahora, ¿porqué esta compañía pretende cobrar U$S 15 por tonelada en puertos de destino, en territorios en donde la semillas están protegidas por patentes?. Acaso aquí, en Argentina, la semilla RR no ha sido autorizada, no está registrada y/o no está amparada por la Ley de Semillas 20.247. ¿Monsanto patentó la semilla RR?.- ¿Acaso no otorgó licencias a semilleros o multiplicadores y no cobró, desde 1996, por el uso del gen patentado en otros países?.

¿Es justo que los productores paguen por semillas que no compran a Monsanto o sus licenciatarios?. La mencionada Ley reconoce el privilegio del agricultor argentino, este puede guardar semillas protegidas por derechos de propiedad intelectual para volver a sembrar sus tierras (el uso propio). No necesario viajar a Alemania para pedir Audiencia Pública de la Oficina Europea de Patentes en Munich.

¿Dónde está el problema? ¡¡ Existe comercio de semillas en negro !!. Deshonestos y ventajeros venden semillas genéticamente modificadas en negro, amparándose en el derecho que tienen los productores de almacenar semillas para uso propio. Ellos son quienes están en falta y quienes deben constituirse en el blanco de ataque del Estado y de la misma empresa. ¿Porqué las entidades del agro no denuncian y contribuyen a aclarar y resolver el problema?

¿Cuál es la solución al problema?. Simplemente la aplicación de la Ley de Semillas, con más fiscalización y con más controles oficiales. Solo el 20 % de la venta es fiscalizada, el 80% es evasión. Se puede trasponer los términos de esa ecuación con una ligera modificación de la normativa vigente: no más multas para los evasores, éstos deberán ser penados y sin excarcelación. ¿Habrá que modificar la Ley de Semillas?. Además, ¿será procedente analizar la Ley Penal Tributaria?. Si pensamos, ¿cuál es el rol de la AFIP?.

El Estado no puede ser agente recaudador de las regalías de empresas privadas. ¿Terminará recaudando para Monsanto y/o sus licenciatarias? El gobierno cobrará nuevas retenciones; solo que ahora con el nombre de regalías extendidas, en realidad, serán retenciones extendidas. Debe controlar mucho más el comercio de semillas y no necesita aplicar nuevas retenciones, que son las injustas y abusivas regalías extendidas que pretende Monsanto.

Se está jugando sin aplicar las reglas y fuera del campo de juego. La situación existente nada tiene que ver la soberanía nacional ni con el derecho de los productores. Por último, cabe aclarar, que no existen derechos de propiedad universales y que toda traba o impedimento al libre comercio viola las normas internacionales, tanto del GATT como de la OMC. (Ver Nota del 03 de marzo del 2005, en esta sección ).