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Opinión

La última ficha

Todo cambia para que nada cambie. La argentina está adormecida y cada vez más confundida. Mejor dicho los que nos gobiernan, porque confunden causa con consecuencia, forma con fondo.

De nada sirve hacer cambios y poner «superministros» de «amplia capacidad de adaptación». Superministro? Nooooo, es solo un miniministro de Econonía dado abarca las áreas de Producción, Agricultura, Garadería y Pesca, que en realidad, son solo tres: las exSecretaria de Agricultura, la exSecretaría de Industria y de Comercio Interior de los ’90.

Siguen sin entender nada, siguen los malos diagnósticos y peores recetas equivocadas. No cambiará nada. Sigue sin rumbo el Titanic que va directo al iceberg, solo cambió el operario de la sala de máquinas que está en la planta más baja del barco.

«Profunda reconfiguración» del Gabinete tras dos años y ocho meses de haber llegado a la Casa Rosada y a solo 500 días de dejarlo.

Lo positivo es que nada cambiará para que todo cambie. Estamos a nada para volver a ser todo. Lo malo es que se perdieron casi 80 años.

Entre el cielo y el infierno

Cómo no se dan cuenta, los que gobiernan, que son productos perecederos con fecha de vencimiento o de caducidad.

Para qué joden tanto a la gente robándoles dinero con impuestos, tarifas, inflación probocada y mentiras sin interrupción como los políticos o, en general, esa otra partr de gente que se la pasa jodiendo, protestando o maltratando a ciudadanos.

No se dan cuenta que son productos perecederos y que todos tienen plazo de vencimiento.

La mortaja no tiene bolsillos y la maldad desaparece con el último suspiro.

Acumulan millones en dinero o hectáreas cuando solo ocuparán dos mt2 de tierra o si los creman para que los que quedan no tengan que pagar expensas «de por vida»; y, porque hasta después de muerto otros «vivos» siguen cobrando sin tomar consciencia que también son productos perecederos y también con fecha de caducidad.

Creen que van al cielo, que no existe, pero solo será por media hora, hasta que el diablo, que tampoco existe, se de cuenta rapidamente que están muertos, bien muertos.

Y así sucesivamente… hasta la eternidad de todos los tiempos.

¡De mal en peor!

Es el mismo gobierno el que genera caos, incertidumbre, depresión y miedos a la mayoría de la población.

Fuerte editorial del Financial Times sobre Argentina: “La ruina financiera está al acecho”. Reclamó más dureza del FMI y sembró dudas sobre el «nuevo» plan económico. “Las probabilidades políticas y económicas están en contra del país”.

Un país con una agricultura, ganadería y pesca capaz de alimentar a más 400 millones de habitantes; capaz de exportar petróleo no convencional, gas natural, energía de hidroeléctricas y hasta de plantas atómicas. Con una minería capaz de exportar cobre, oro y, sobre todo, litio para un mundo que tiende a usar automóviles con baterías de ese material.

El Financial Times retrató también un horizonte oscuro para la Argentina, en medio de la crisis económica y social que «Es hora de que el FMI le muestre a Argentina un poco de amor duro más que curitas».

Y, para colmo, un Presidente cada vez está más perdido acusando a los turistas (locales o extranjeros) de las «subidas» del dólar marginal, a los medios periodísticos de transmitir solo depresión, a los empresarios de especular con los productos que fabrican, distribuyen y/o los supermercados que abusan de los precios para provocar más inflación.

No entienden nada!

Los Estados no están para ahorrar…

En estos años he escuchado sandeces y despropósitos por parte de funcionarios militantes y, en los últimos tiempos, la cosa fue empeorando: -Los Estados no están para ahorrar- dijo la nueva Ministro Silvina Batakis.

AHORRAR es la base de la fortuna y base de la INVERSION para cualquier individuo honesto y también para los Estados.

Los Estados ahorran teniendo superávit fiscal (impuestos-subsidios) y/o con superávit de la balanza de pagos (relaciones comerciales y financieras con el resto del mundo). Es una cuestión elemental de seria y responsable administración.

Hay países que tienen ahorros que llegan al 57,63% del Producto Interno Bruto como Qatar o el 55, 05 % como Kuwait que tiene un tamaño equivalente al 10 % de Uruguay.

China, es el tercer país con más ahorros, junto a Qatar, Kuwait, Indonesia y Corea del Sur son los países que poseen los mayores ahorros en el mundo. Existe mucha injusticia, políticamente son comunistas, monarquías o democráticos con capitalismo salvaje, pero entienden que primero se acumula y luego se reparte.

NO ES AL REVÉS COMO SE CREYÓ EN ARGENTINA DURANTE 80 AÑOS.

Estados Unidos, la nación más poderosa del planeta, tiene el menor nivel de ahorro pero maneja una mejor distribución de la riqueza.

«El ahorro nacional no es bueno ni malo; implica que un país será importador o exportador de mercancías, servicios o capital de acuerdo con la relación que exista entre sus propias necesidades de inversión y su nivel de ahorro».

No cambió nada!!!

de Giuseppe INGEGNIERI -1913

«Cada cierto tiempo el equilibrio social se rompe a favor de la mediocridad. El ambiente se torna refractario a todo afán de perfección, los ideales se debilitan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen su primavera florida. Los gobernantes, que solo nos representan, crean ese estado de mediocridad.

El mediocre ignora el justo medio, nunca hace un juicio, moral o material, sobre si mismo; desconoce la autocrítica, está condenado a permanecer en su cómodo refugio.

El mediocre rechaza el diálogo, no se atreve a confrontar, con el que piensa distinto. Fundamentalmente es inseguro y busca excusas que se apoyan siempre en la descalificación del otro. Carece de coraje para expresar o debatir públicamente sus ideas, propósitos y proyectos.

El mediocre se comunica mediante el monólogo y el aplauso. Esta actitud lo encierra en la convicción que él posee la verdad, la luz, y su adversario el error, la oscuridad. Los que piensan y actúan así integran una comunidad enferma y más grave aún, la dirigen, o pretenden hacerlo.

El mediocre no logra liberarse de sus resentimientos, viejísimo problema que siempre desnaturaliza a la Justicia.

No soporta las formas, las confunde con formalidades, por lo cual desconoce la cortesía, que es una forma de respeto por los demás.

El mediocre se siente libre de culpa y serena su conciencia si disposiciones legales lo liberan de las sanciones por las faltas que cometió. La impunidad lo tranquiliza.

Siempre hay mediocres, son perennes. Lo que varía es su prestigio y su influencia.
Cuando se reemplaza lo cualitativo por lo conveniente, el rebelde es igual al lacayo, porque los valores se acomodan a las circunstancias. Hay más presencias personales que proyectos.

La declinación de la «educación» y su confusión con «enseñanza» hace posible la existencia de una sociedad sin ideales y sin cultura, lo que facilita la existencia de políticos ignorantes y rapaces».