La agroindustria para el desarrollo de argentino


Ciudad de Buenos Aires, Junio 2011

Lucio Reca (1983-1986)
Marcelo Regúnaga (1991-1993) (2001)
Jesús Leguiza (2001-2002)
Rafael Delpech (2002)
El sector agroindustrial de Argentina tiene un enorme potencial de crecimiento, basado en la excelente dotación de recursos naturales, así como en la capacidad empresarial para la incorporación de innovaciones tecnológicas y organizacionales para aumentar la producción, agregar valor y mejorar la competitividad, es decir crecer significativamente y en forma sostenida.

El escenario internacional favorable del comercio mundial de alimentos, fibras y biocombustibles brinda una oportunidad histórica para aprovechar al máximo dicho potencial y contribuir al crecimiento de la producción y del empleo del país. Estas circunstancias no están siendo plenamente aprovechadas, por la vigencia de una visión arcaica y equivocada, que percibe a la agricultura argentina como un sector no tecnificado y limitado a generar rentas naturales, que no tiene en cuenta los eslabonamientos y complejas tramas que caracterizan al sistema agroindustrial moderno. Ello se refleja en políticas que han limitado su crecimiento y, con ello, el desarrollo económico y social sustentable y equilibrado de Argentina, especialmente del interior del país.

Las profundas transformaciones registradas en las cadenas agroindustriales a partir de los años noventa, con aumentos notables de productividad, el uso creciente de mejoras genéticas, fertilizantes, agroquímicos y otras tecnologías modernas destinadas a lograr un mejor aprovechamiento de los recursos naturales -incluída la agricultura de precisión-, así como los desarrollos en la provisión de insumos, en la agroindustria procesadora de la producción primaria y en los cada vez más exigentes servicios requeridos para la producción, cosecha, transporte y comercialización que han dado lugar a nuevas formas de organización de la producción, el procesamiento y la distribución de alimentos y otros bienes agroindustriales, destacan la necesidad de plantear una nueva visión y políticas acordes.

Una visión que permita superar las concepciones erróneas que hoy tiene gran parte de la sociedad, que no reconoce la importancia estratégica para: i) el crecimiento económico sostenido y el desarrollo territorial; ii) la generación de empleo genuino en las distintas etapas de las cadenas productivas; iii) el fortalecimiento del entramado económico y social que involucra a más de 400 mil PYMES de capital nacional; y, iv) la generación de un balance neto muy positivo de divisas, necesario para compensar el déficit que genera el resto de las principales actividades económicas. Es decir, una visión que contemple adecuadamente al complejo agroindustrial y de servicios que puede contribuir en forma significativa al desarrollo nacional equilibrado deseado por todos.
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Nuestra propuesta está dirigida a promover la concertación de Políticas de Estado que promuevan el desarrollo económico y social sostenido del sistema agroindustrial, y que se reconozca como uno de los pilares fundamentales de toda la economía argentina. Entre los principales lineamientos de dichas políticas se propone:

• Impulsar la generación y adopción de tecnología como motores del crecimiento y la trasformación productiva, reconociendo la importancia estratégica de la biotecnología. Ello implica aumentar la inversión pública en investigación y desarrollo, crear un contexto propicio para aumentar sensiblemente la inversión privada y mejorar la articulación con el sistema científico, como está ocurriendo en los principales países competidores.

• Establecer una política de comercialización y de precios transparente y predecible, que fomente la competencia y el buen desempeño de los mercados de productos agropecuarios, que promueva las inversiones y el incremento de la producción. Eliminar las restricciones a las exportaciones.

• Impulsar una política impositiva agropecuaria que se aparte de los impuestos que penalizan la inversión y el aumento de la productividad y que contribuya a incrementar de manera sostenida la oferta, satisfaciendo las necesidades genuinas de recaudación, locales y nacionales. Se propone la eliminación gradual de las retenciones (impuestos a las exportaciones) y su sustitución por los impuestos aplicados al resto de la economía.

• Participar activamente en las negociaciones internacionales que impulsen un comercio mundial sin barreras a la producción agropecuaria y que ubiquen al país como proveedor confiable y responsable de alimentos, fibras y biocombustibles. Mejorar el acceso a los mercados de mayor importancia mediante una estrategia ofensiva en materia de tratados de libre comercio y la creación de una agencia relevante de promoción del comercio exterior.

• Promover la producción de biocombustibles, incluyendo los futuros desarrollos de segunda generación, cuidando de lograr un adecuado equilibrio en el uso de los recursos naturales disponibles.

• Mejorar la infraestructura de transporte, almacenamiento y de riego en apoyo a la integración territorial, a la mejora de la competitividad y al aumento de la producción del sector. Ello implica recuperar y fortalecer el transporte ferroviario de granos y otros productos agropecuarios, desarrollar el transporte fluvial y garantizar la transitabilidad permanente de los caminos nacionales y rurales. Coordinar las políticas de infraestructura nacional y provinciales mediante la creación de un Consejo Federal de Infraestructura Rural.

• Diseñar y ejecutar, en acuerdo con las provincias, las medidas que garanticen la adecuada utilización y preservación de los recursos naturales renovables. Establecer un marco federal de políticas de conservación de suelos y agua, como también promover las buenas prácticas agrícolas en el uso de dichos recursos e insumos.

• Diseñar y ejecutar políticas específicas de apoyo a la agricultura familiar que faciliten el acceso al crédito, a la asistencia técnica y a los mercados de productos e insumos mediante nuevas formas de organización. La implementación de programas especiales para pequeños agricultores y las comunidades rurales. Las necesidades de la agricultura familiar deben ser un elemento central para establecer las prioridades de inversión en infraestructura de caminos rurales, de electrificación comunicaciones educación y salud. Oportunidades productivas e infraestructura social y de apoyo a la producción son instrumentos fundamentales para limitar la migración rural-urbana que se ha registrado como tan traumática por décadas.

• Fortalecer y consolidar una estructura institucional del sector público agro-industrial acorde con la relevancia y complejidad de las Políticas de Estado propuestas.

Debate en ADE

Mercedes Colombres – LA NACION 04/08/2011

Un grupo de ex secretarios de Agricultura piden el fin de la intervención del Estado.

Advirtió que el Gobierno debe sacar los controles si quiere que se mantenga el crecimiento.

Convocados a un debate por la Asociación de Dirigentes de Empresa (ADE), los ex secretarios de Agricultura Lucio Reca, Marcelo Regúnaga, Rafael Delpech y Jesús Leguiza reclamaron la liberación del comercio y de las exportaciones del sector agropecuario y advirtieron que «ningún productor va a querer agregar valor a los granos, como pide el Gobierno, si no puede exportar y vender libremente, y tiene que lidiar con gran cantidad de controles».

Esta fue una de las conclusiones centrales del debate, en el que también participaron el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Luis Biolcati, y los periodistas Matías Longoni, de Clarín, y Raúl Dellatorre, de Página 12, y que se centró en el contenido del documento «La agroindustria para el desarrollo argentino, aportes para una política de Estado», presentado por Reca, Regúnaga, Delpech y Leguiza recientemente.

«Hoy todo el mundo habla
alegremente de agregar valor, pero la forma de agregar valor a nuestros granos es producir carne y leche. Y acá nadie va a producir estos productos si no los puede exportar, que es lo que pasa hoy», advirtió Regúnaga.

En esta misma línea habló Biolcati. «El Gobierno critica al campo por la sojización, pero con la intervención permanente en la carne, la leche, el maíz y el trigo empuja a los productores a hacer cada día más soja. Es el Gobierno el que está impulsando el avance del desierto verde, y el no agregado de valor», destacó el presidente de la Rural.

Por su lado, Delpech acotó que el concepto de agregado de valor no siempre es lo que parece. «Hoy en día cotiza mucho mejor una manzana o limón fresco para exportar, producido bajos determinados estándares, que estos frutos industrializados. El concepto de valor agregado es muy complejo», dijo Delpech.

Por otro lado, los ex secretarios de Agricultura coincidieron en que el sector agropecuario está teniendo un desarrollo extraordinario, pero que no está aprovechando todas las oportunidades que tiene. «La agricultura creció a un promedio del 5 por ciento anual en los últimos años. Pero el crecimiento podría haber sido mucho mayor si se hubieran aplicado las políticas adecuadas. De eso se trata este documento, de plantear qué políticas necesitamos para aprovechar mejor el momento», destacó Reca.
Delpech subrayó la necesidad de tener una visión integrada de lo rural y de lo urbano, que se expresa en el trabajo. «El país todavía tiene la visión antigua de ciudad y campo por separado, y eso es favorecido por el sistema tributario, que deslinda el aporte de la producción de los gobiernos locales, ya que la recaudación va a parar a manos del Estado nacional y éste la reparte», explicó Delpech.

Biolcati coincidió con este concepto y apuntó: «Hoy se desmerece el trabajo del sector dentro de la economía nacional».

Por su parte, Regúnaga y Leguiza enumeraron los nueve pilares sobre los que, de acuerdo con su estudio, debería basarse una buena política agropecuaria: la promoción de la adopción de tecnología; el libre comercio agropecuario; una política impositiva que priorice los impuestos coparticipables; la apertura de nuevos mercados; la construcción de infraestructura de transporte y riego; la promoción de la sustentabilidad, el desarrollo de productos estratégicos como la bioenergía; la promoción de la agricultura familiar y el fortalecimiento de la institucionalidad agropecuaria.

Luego de terminadas las exposiciones de los secretarios, uno de los panelistas destacó la necesidad de recuperar la institucionalidad del sector, uno de los pilares de la política propuesta por los ex secretarios. «La Secretaría de Agricultura pese a ser ahora un ministerio es una cáscara. Tenemos que devolverle la importancia que tenía», explicó Longoni.
Seguidamente, uno de los periodistas preguntó si el aprovechamiento de las oportunidades del mercado mundial, que propone el estudio de los ex funcionarios, no es opuesto a la defensa de la soberanía alimentaria. «Tenemos que debatir sobre si es posible solucionar el hambre del país con un modelo de producción orientado a aprovechar los precios internacionales, y ver cómo vamos a manejar el tema de los precios internos «, dijo, que además agregó: «La política agropecuaria de este gobierno es difícil de definir, por la contradicción entre los enunciados del Ministerio de Agricultura y lo que se lleva a la práctica desde la Secretaria

Cuatro mosqueteros contra las retenciones

La Nación – Campo|

Sábado, 16 de julio de 2011

Por Félix Sanmartino

4 mosqueteros

«Serás militante o no serás nada», ya no es sólo una consigna kirchnerista. Hay que aceptar que la marcha a tambor batiente con iniciativas llenas de voluntad y fantasía, como los planes «Cerdo para Todos» y «Lácteos para Todos» con camiones dispuestos a repartir felicidad mediante descuentos de precios, es difícil de igualar.

Se requiere por lo menos no ponerse colorado al afirmar que es «para todos» cuando la iniciativa se sostiene en lo que puedan repartir tres camiones (uno para lácteos de 20.000 kilos y dos para cerdos de 5.000 kilos). En el mejor de los casos, repartiendo todos los días, no se llega ni al uno por diez mil del consumo nacional diario. Poco importa que tras el paso del camión no quede nada, salvo los pocos que accedieron a la ganga.

Mientras esto sucedía, en Rafaela, 250 tamberos decidían una medida de fuerza por la baja del precio de la leche pagada en los tambos y en Camilo Aldao se levantaba otra asamblea de 200 productores de porcinos contra la importación de pulpa brasileña.

En la lechería están nerviosos porque viven una primavera adelantada, es decir con señales de tener un mercado sobreofertado. La mayor producción de leche, que crecerá este año alrededor del 9%, no encuentra su correlato en la capacidad industrial para la elaboración de leche en polvo. Con las plantas de secado trabajando a pleno, los quesos se convierten en el único destino obligado. La falta de inversiones de los últimos seis años se termina pagando.

El problema es que no es lo mismo exportar toneladas de leche en polvo, un commoditie con cotización internacional, que abrir cupos y vender quesos país por país. La salida exportadora de los excedentes será mucho más lenta y trabajosa.

A esta situación ya de por sí complicada, hay que agregarle dos problemas que se los regala la macroeconomía. Uno es el mercado interno que no tiene la vitalidad del año pasado: según los distribuidores de quesos «después del día 15 se paran las ventas». Y el otro es la inflación, que mes a mes se viene comiendo los márgenes de rentabilidad por el alza de costos de producción.

Las cartas están jugadas al comportamiento que pueda tener la exportación en el segundo semestre para absorber la sobreproducción.

Pero decíamos que la militancia en la actividad agropecuaria ya no es una actividad exclusiva del kirchnerismo. Y no estamos hablando de la dirigencia rural que ya comenzó su actividad en la Rural de Palermo. ¿Tendrá la Mesa de Enlace el mismo protagonismo de los últimos años?

Lo que llamó la atención esta semana fue la aparición pública, luego de años de estar alejados del escenario político, de cuatro ex secretarios de Agricultura, Lucio Reca, Marcelo Regúnaga, Jesús Leguiza y Rafael Delpech. Abandonaron la tranquilidad de sus actividades cotidianas para abrazar la militancia de una causa que en principio parece perdida o, por lo menos, quijotesca.

Con el documento «La agroindustria para el desarrollo nacional: aportes para una política de Estado», proponen una nueva agenda y pretenden que la clase dirigente tenga una visión estratégica del panorama mundial. Quizás estén pidiendo demasiado. La militancia de los cuatro ex secretarios se pondrá a prueba en la gira que emprenderán con el objetivo de convencer a los partidos políticos, a los legisladores, a los funcionarios de este gobierno, a las universidades y a la sociedad en su conjunto que el sistema político y tributario conspira desde hace años contra el desarrollo del interior del país.

El documento realiza una comparación interesante con la industria automotriz. Afirman que en el término de una década, un incremento de la producción de cereales y leguminosas del 50% generaría entre 220 a 240 mil empleos. Los autopartistas y terminales de autos, durante el período 1998-2008, cuando la producción aumentó un 50%, generó 11.000 empleos directos. No de forma casual eligieron a Rosario y a la Bolsa de Cereales para la presentación del trabajo, lo consideran un lugar emblemático del polo agroindustrial.

Vale apuntar que pocas semanas atrás también se presentó en Rosario una propuesta de reforma tributaria integral consensuada nada menos que por 36 entidades empresarias de la región centro que componen las provincias de Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe. El trabajo se puso a consideración de los gobiernos y legisladores de estas provincias.

La segunda presentación de la gira de los mosqueteros será en Río Cuarto y tendrán a otro ex secretario, Gumersindo Alonso, como maestro de ceremonia. Se suma entonces otra iniciativa para construir una política de Estado que trascienda los gobiernos. Casi una misión imposible.

Por ahora, la política compra sólo lo que lleva la etiqueta de «inmediato» aunque no deje nada para mañana. Como si fueran aficionados del arte efímero.

Una línea de 4 sale a cortar las retenciones

Redacción ON24 – 18/07/11

Otros cuatro, que no son la Mesa de Enlace, proponen reemplazarlas por anticipo de pago del Impuesto a las Ganancias. Punta del iceberg de un Master Plan para el sector.

“Lo nuestro es osado. Es como querer jugar en Boca a los 60 años”. La frase fue pronunciada por un del cuarteto de técnicos que se “atrevió a hablarles del campo a los hombres del campo”, pero sin soberbia y con una apuesta a debatir con todos. Bajo la complicidad sonriente del presidente de la institución, Cristián Amuchástegui, en la sobria elegancia del salón Cordiviola de la Bolsa de Comercio de Rosario. Los cuatro ex secretarios de Agricultura esgrimieron, un arma para destruir a cualquier improvisado. Un plan sintético, al que bautizaron “La agroindustria para el desarrollo: Aportes Para Una Política de Estado”. Será llevada al Congreso en pocas semanas, donde piensan presentársela a los jefes de todos los bloques en ambas cámaras.

En su primera presentación pública, este grupo compuesto por Lucio Reca (Gobierno de Raúl Alfonsín), Marcelo Regúnaga (Gobierno de Menem y De la Rúa), Jesús Leguiza (breve Gobierno de Rodríguez Saá) y Rafael María Delpech (Gobierno transitorio de Duhalde) propone una serie de puntos para que deje de hablarse del “sector agrícola” en el que “se cree que la renta no es ganada sino que llega porque Dios quiso que la tierra fuera fértil” para que se empiece a describir con exactitud “los engranajes de las cadenas agroindustriales”, a los que Reca comparó con un delicado mecanismo de reloj suizo, en el que cada pieza tiene que funcionar.

Datos documentados

Para semejante propuesta, llegaron a la Bolsa con datos. El enfoque tiene en cuenta el rol “imponente” de la tecnología (llamada en otros países Revolución Verde) con todas sus implicancias: Siembra Directa, biotecnología en semillas, management empresario, fertilizantes, arquitectura financiera y capacidad de molienda.

Además, se refiere a la demanda de los mercados externos, señala que hay que cuidarse de los países competidores como Brasil, pide “estabilidad institucional” a contrapelo de la “intervención arbitraria de organismos estatales” locales (por caso, la ONCCA y el mecanismo poco claro de los subsidios) y pide cambios en la base tributaria hacia un “sistema más equitativo”.

Sin retenciones

Sí, también piden la eliminación gradual de las retenciones. Lo que proponen es ir eliminándolas y transformarlas en un pago anticipado del impuesto a las ganancias. El planteo es un enfoque “Federal” de la base tributaria. Las retenciones son potestad del Poder Ejecutivo, mientras el impuesto a las ganancias es coparticipable.

Todo el territorio

La cadena agroindustrial representa el 70% del territorio nacional: unas 170 millones de hectáreas. El “Club” de los ex secretarios lo define como sectores multiproductivos integrados con una visión de desarrollo “territorial”. Es decir, consideran que el crecimiento con desarrollo económico en las más de 3000 ciudades en las que vive un tercio de los 40 millones de argentinos podría no tener que migrar a las grandes urbes para ganarse la vida si se tuviera esta visión. “Los intendentes conocen la realidad de sus poblaciones, pero en lugar de gobernar orientado hacia una visión de largo plazo, edifican políticas de crecimiento a corto plazo y no coincide una mirada de desarrollo con una meramente política”, explican.

Mitos

De acuerdo a lo que esgrimieron los ex secretarios, para desarrollar políticas que lleven a desarrollar un país que contiene unas 400 mil Pymes de productos y servicios volcadas a las cadenas agroindustriales, que pongan énfasis en la creación de “más de 4500 kilómetros de autopistas”, la recuperación de los ferrocarriles y el desarrollo de la hidrovía, seguro harán falta números que lo justifiquen. El Club de ex secretarios los llevó: la agroindustria nacional, siempre de acuerdo a sus cálculos, representa el 22% del PBI, 55% del valor de las exportaciones, entre el 20 y el 25% del empleo y el 35% de la recaudación fiscal.

Son los cálculos del los que se valen para derribar el “mito de que la industria automotriz genera miles de puestos de trabajo”. Sin desmerecer al importante sector industrial, los ex hombres del campo en la Rosada argumentan que “con un 50% más de producción de automóviles (se calcula que Argentina finaliza 2011 con 800 mil unidades), se generaron 11 mil empleos”, mientras que si se pasará de 100 millones a 150 millones de toneladas de granos producidas, “se generarían 150 mil puestos de trabajo”.

Para lograrlo, piden la creación de una agencia para promover políticas agropecuarias que no pierdan de vista la “Big Picture” de lo que moviliza lo que llaman “el corazón de la economía nacional” o el “motor del desarrollo”. Como ejemplo, mencionan las agencias de promoción de la cadena agroindustrial en Chile, Australia o Nueva Zelanda y fortalecer Tratados de Libre Comercio entre bloques, como la UE y el Mercosur.

Entre los últimos puntos, figuran el desarrollo de una política de preservación y expansión forestal, promover Buenas Prácticas Agrícolas, Buenas Prácticas de Manufactura Agropecuaria, un marco nacional de conservación de suelos, financiamiento y más recursos humanos para el estudio de las potencialidades de los recursos naturales.

“La ventaja que hoy existe y que nosotros no tuvimos fue la de sentarse con los ministros. Los ministros van a la reunión de Gabinete, donde se discuten las políticas”, señalaron. Una mirada constructiva en un ámbito surcado por acusaciones: basta recordar la “guerra” Campo-Gobierno o la acción disciplinante de la presidente Cristina Fernández, cuando en el aniversario 126 de la Bolsa señaló que en el sector existe una “gran evasión” impositiva.

Del más polìtico de los técnicos al más técnico de los políticos